Ucrania: Reflexión tras tres años de guerra

por | Mar 16, 2025 | Conflicto en Ucrania, Noticias | 0 Comentarios

Cuando comenzó la invasión rusa de Ucrania hace tres años, me desperté en mi casa de Kharkiv con el sonido de las explosiones de misiles y me refugié rápidamente en el sótano de mi iglesia local.

Se me unieron más de 100 personas, familias resguardadas con sus hijos y muchas, como yo, con sus mascotas al lado. Durante los días siguientes, escuchamos juntos el sonido de las explosiones, sin saber qué nos depararía el futuro, y nos preguntamos si nuestras vidas estaban llegando a su fin.

Al sexto día recibí la llamada que tanto temía. Un misil había alcanzado mi casa, se había incendiado y había quedado completamente destruida.

Desde 2007 he estado trabajando con la ONG ucraniana Depaul Ukraine, ayudando a miles de personas sin hogar, incluidos niños que duermen en las calles de Kharkiv sin tener adónde ir. Sin embargo, nada podría haberme preparado para el shock que supuso perder mi propia casa. El techo se había derrumbado y el inmenso cielo azul contrastaba con las cenizas oscurecidas de mis pertenencias. Sorprendentemente, entre los escombros, dos tazas y una tetera permanecían intactas. Era todo lo que quedaba del lugar al que había llamado hogar.

Durante el primer año de guerra, el impacto de los bombardeos sobre Kharkiv, a sólo 30 kms. de la frontera rusa, fue tan enorme que llegó a ser conocida como la ciudad sin ventanas. Si hace cinco años me hubieran dicho que mi ciudad natal sufriría tal destrucción, nunca lo habría creído. Por desgracia, mi experiencia no es la única. Desde el estallido de la guerra, más de 2 millones de hogares han quedado destruidos o dañados. Más de 3,5 millones de personas han sido desplazadas internamente.

En 2022, con tanta gente pasando necesidad y después de apoyar durante décadas a quienes habían perdido sus hogares, me vi obligada a actuar. La respuesta del Grupo Depaul —el grupo de organizaciones benéficas internacionales para personas sin hogar del que forma parte Depaul Ucrania— en ningún momento estuvo dudosa.

Con la ayuda de un pequeño ejército de personas que acudían a nuestro albergue para personas sin hogar y de estudiantes de toda la ciudad, empezamos distribuyendo alimentos, material de higiene y leña. A medida que el conflicto se prolongaba, nuestros servicios se ampliaron rápidamente para proporcionar algo más que ayuda humanitaria. Para evitar que los afectados por la guerra acabaran siendo personas sin hogar, desarrollamos nuevos programas, como servicios de salud mental para veteranos, albergues y alojamiento para los desplazados, y apoyo al empleo. En 2007, la labor de Depaul comenzó con un pequeño monovolumen en Kharkiv. Ahora, nuestro trabajo llega a más de 100.000 personas al año en todo el país.

A pesar de que el conflicto ha provocado un aumento del número de personas sin hogar, el apoyo a las personas que duermen en la calle en Ucrania sigue siendo insuficiente. Según un estudio reciente, el 22% de los usuarios de nuestros servicios de atención a personas que duermen en la calle habían sido desplazados a causa de la guerra; sin embargo, las personas sin hogar que viven en la calle en Ucrania están excluidas de casi todas las formas de asistencia que necesitan. La respuesta más frecuente fue «ninguna» cuando les preguntamos qué ayuda habían recibido de otras organizaciones.

También sabemos que los conflictos afectan a la salud mental y a los índices de adicciones, y que pueden aumentar el riesgo de rupturas sentimentales, factores todos ellos que propician la situación de sinhogarismo. A menudo, las personas se enfrentan a muchos de estos problemas y luego experimentan el trauma de estar expuestas a la violencia mientras duermen en la calle. En el caso de las mujeres, la violencia es tristemente habitual: cuatro quintas partes de ellas afirman haber sufrido violencia en la calle.

Antes de la guerra, sólo el 0,3% de la población ucraniana vivía en viviendas sociales. A medida que la guerra entra en su cuarto año, y el aumento de la complejidad del problema de las personas sin hogar se extiende por toda Ucrania, se necesitan soluciones a largo plazo basadas en la vivienda.

El mes que viene, en Odesa, nos disponemos a inaugurar uno de los escasos proyectos de vivienda para mujeres que duermen en la calle del país. Todas recibirán un hogar propio, en un apartamento alquilado en la comunidad. El apoyo individualizado atenderá las vulnerabilidades específicas de las mujeres, especialmente en torno a la violencia de género, y les proporcionará un hogar seguro y digno, donde podrán recuperar la confianza en sí mismas y recibir respaldo para salir del sinhogarismo.

Todos los días hablo con personas que se encuentran en las circunstancias más difíciles e inimaginables. Madres que tras ser desplazadas han tenido que decir a sus hijos que su padre ha muerto luchando en el frente. Personas que han visto sus hogares y pertenencias completamente destruidos. Todos debemos hacer más para ayudar a quienes han tenido que renunciar a tanto. En Ucrania se necesitan urgentemente más programas de vivienda social, mientras el gobierno y la sociedad civil reconstruyen nuestro país.

Al cumplirse tres años de la guerra, recuerdo la vajilla entre las ruinas de mi casa y la sensación de esperanza que me dio a pesar de la destrucción. En toda Ucrania, este sentimiento de esperanza en una nueva vida sigue siendo palpable. Sólo tenemos que ser innovadores, ambiciosos y decididos si queremos conseguirlo.

Anka Skoryk, Directora General Interina, Depaul Ucrania
Publicado por primera vez en Independent Catholic News.
Fuente: https://int.depaulcharity.org/

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