Evangelio y Vida para el 16 de marzo de 2025
“Este es mi Hijo, el elegido. Escúchenlo”
Gn 15, 5-12, 17-18; Sal 26; Flp 3, 17-4, 1; Lc 9, 28-36.
Este evangelio es tradicionalmente conocido como la Transfiguración del Señor. Un acontecimiento sobrenatural que intenta mostrar la divinidad de nuestro Señor Jesucristo.
Que Jesús es Dios, de eso no cabe duda, y no es el problema de ninguno de los creyentes. El problema está en el lugar que tenemos las criaturas en relación con nuestro Dios. En este pasaje Jesús se muestra totalmente transparente ante los discípulos, también les muestra que él es el Dios de Moisés y de Elías, pero Pedro no lo entiende. Cree que la divinidad es un privilegio y que su cercanía con
Jesús le permite evadir la realidad y quedarse en esa especie de trance espiritual. Jesús de inmediato termina la experiencia y les indica que deben volver con sus hermanos en silencio.
Tener una experiencia espiritual no es, de ninguna forma, un privilegio en relación con otros, sino un compromiso que nos exige mirarlo todo desde la divinidad de Cristo. Él nos ha mostrado que somos criaturas amadas y enviadas a sembrar amor.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: P. Armando González Meneses C.M.
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