Un Jardín Floreciendo en la Prueba: reflexión sobre la carta de Cuaresma 2025 del P. Tomaž Mavrič, CM

por | Mar 11, 2025 | Formación, Reflexiones | 0 Comentarios

El ser humano tiene una tendencia natural a buscar el sentido de su vida en la comodidad, la estabilidad y el control. Sin embargo, son las pruebas más difíciles las que ponen a prueba la autenticidad de nuestra fe y revelan hasta qué punto hemos aprendido a confiar en Dios. Cuando nos encontramos en situaciones extremas de sufrimiento, cuando todo parece estar perdido y nos sentimos completamente abandonados, surge la pregunta: ¿Dónde está Dios?

A lo largo de la historia, muchos han experimentado la profunda sensación de desamparo en medio de la adversidad, pero también han descubierto que es precisamente en esos momentos cuando Dios se hace más presente. Aunque a simple vista el sufrimiento parece contrario a la voluntad de un Dios amoroso, en la vida de muchos santos y creyentes encontramos un mismo testimonio: en la oscuridad de la prueba, el alma puede florecer con una belleza desconocida.

San Vicente de Paúl, un hombre que dedicó su vida a los pobres y abandonados, vivió una experiencia de transformación espiritual que lo llevó a cultivar en su interior un jardín con cinco hermosas flores: la sencillez, la humildad, la mansedumbre, la mortificación y el celo por la salvación de las almas. Estas cinco virtudes, que él mismo llamó “las cinco piedras limpísimas”, no surgieron de la comodidad ni del éxito, sino del encuentro con Cristo en medio de la lucha y la entrega diaria.

Cinco flores en el jardín del alma

Cada una de estas virtudes puede ayudarnos a comprender el sentido del sufrimiento y la manera en que podemos transformar nuestras pruebas en un camino hacia Dios.

  • La sencillez nos invita a vivir con autenticidad, sin máscaras ni dobles intenciones, presentándonos ante Dios y los demás tal como somos. En la prueba, la sencillez nos ayuda a no complicarnos con explicaciones o justificaciones innecesarias y nos recuerda que Dios nos ama tal como somos.
  • La humildad nos enseña que no somos todopoderosos ni autosuficientes. En la adversidad, descubrimos nuestros límites y comprendemos que solo en Dios encontramos la verdadera fuerza. Aprender a depender de Él es un acto de humildad profunda.
  • La mansedumbre nos ayuda a afrontar las dificultades sin resentimiento ni violencia interior. Cuando sufrimos, es fácil llenarnos de amargura o desesperación, pero la mansedumbre nos permite aceptar la voluntad de Dios con confianza y paz.
  • La mortificación nos invita a desprendernos de lo que nos ata a este mundo de manera desordenada. En tiempos difíciles, somos llamados a renunciar a lo superficial y a centrar nuestra vida en lo esencial: nuestra relación con Dios y nuestro amor por los demás.
  • El celo por la salvación de las almas nos impulsa a no quedarnos encerrados en nuestro propio dolor, sino a transformar nuestro sufrimiento en un testimonio vivo de fe y entrega.

Estas cinco virtudes son las herramientas con las que podemos enfrentar cualquier prueba, transformando el dolor en un camino de crecimiento espiritual.

De la desesperación a la experiencia mística

La desesperación es una tentación real cuando enfrentamos el sufrimiento. Sin embargo, si abrimos nuestro corazón a Dios, podemos experimentar una transformación interior que nos lleve a descubrir su presencia en medio de la prueba. Como lo expresaron algunos creyentes que han pasado por situaciones extremas, hay un momento en que la fe deja de ser solo palabras y se convierte en una experiencia viva y real.

Jesús no nos prometió una vida sin sufrimiento, pero sí nos aseguró que estaría con nosotros hasta el fin del mundo. En la adversidad, su voz se hace presente en lo más profundo del corazón, guiándonos por un camino de luz. En la oración, en la comunión con los demás, en la contemplación de la creación, podemos descubrir que Dios está ahí, hablándonos y sosteniéndonos.

Cuaresma: un tiempo para florecer

La Cuaresma es un tiempo privilegiado para reflexionar sobre el sentido de nuestra vida y nuestra relación con Dios. Nos invita a revisar nuestras prioridades, a despojarnos de lo que nos aleja de Él y a fortalecer nuestro espíritu para enfrentar las pruebas con fe.

Este tiempo nos desafía a preguntarnos: ¿Cuáles son las cinco flores que están floreciendo en mi jardín interior? ¿Estoy cultivando la sencillez, la humildad, la mansedumbre, la mortificación y el celo por la salvación de las almas? ¿Estoy dispuesto a dejar que Dios transforme mi sufrimiento en una experiencia de encuentro con Él?

Dios nos llama a pasar de la desolación a la vida, a permitir que nuestro jardín interior florezca incluso en medio de la prueba. Que en esta Cuaresma podamos abrirnos a su gracia, para que, al llegar la Pascua, podamos resucitar con Cristo y ver cómo en nuestro corazón han nacido las flores más hermosas jamás imaginadas.

Oración

Señor,
Tú que nunca nos abandonas,
enséñanos a confiar en tu presencia,
a descubrir la belleza en medio de la prueba,
y a cultivar en nuestro corazón las flores
que nos acercan a Ti.

Haz que, incluso en el sufrimiento,
podamos experimentar la paz que solo Tú puedes dar,
y que nuestra fe se fortalezca para llevar luz
a quienes atraviesan momentos difíciles.

Amén.

 

Preguntas para la reflexión personal y de grupo:

  1. ¿Cuáles han sido los momentos más difíciles en tu vida y cómo te han transformado?
  2. ¿Has sentido alguna vez el abandono de Dios? ¿Cómo encontraste su presencia en medio de la prueba?
  3. ¿De qué manera puedes cultivar en tu vida las cinco flores mencionadas (sencillez, humildad, mansedumbre, mortificación y celo por la salvación)?
  4. ¿Qué situaciones te han obligado a salir de tu zona de confort y a replantearte tu fe?
  5. ¿Cómo interpretas la idea de que las pruebas pueden ser una oportunidad para experimentar a Dios de una manera más profunda?
  6. ¿Cuáles son las «piedras de David» en tu vida que te ayudan a vencer los desafíos espirituales y personales?
  7. ¿Qué papel juega la comunidad en el fortalecimiento de la fe durante tiempos difíciles?
  8. ¿Cómo puedes ayudar a otros a descubrir la belleza de su «jardín interior» en medio de sus dificultades?
  9. ¿Qué enseñanzas de san Vicente de Paúl pueden inspirarte para vivir esta Cuaresma con mayor profundidad?
  10. ¿Cómo puedes hacer de esta Cuaresma un tiempo de conversión auténtica y crecimiento en el amor comprometido?

Lee la Carta de Cuaresma 2025 del P. Tomaž Mavrič, CM, a la Familia Vicenciana

Carta de Cuaresma 2025 del P. Tomaž Mavrič, CM, a la Familia Vicenciana

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