“Venga a nosotros tu reino”
Is 55, 10-11; Sal 33; Mt 6, 7-15.
Aprendimos a rezar el Padrenuestro en el regazo de nuestras madres y abuelas, es quizá una de las experiencias religiosas más certeras de nuestra vida. Junto con el Ave María, se convierten en nuestras herramientas fundamentales para la fe.
Pero es importante descubrir que el Padrenuestro, más que una oración, representa un itinerario de vida, una guía tan inmediata que a veces se doméstica, con la que los cristianos (no solo los católicos sino los de todas las tradiciones) somos capacitados para andar la vida en la fe.
Cierto día en el confesionario una persona me preguntó si no le iba a dejar de penitencia rezar varios Padrenuestros… Esta actitud me dejó pensando, sobre todo, si rezar dicha oración es realmente una penitencia; me parece que no debe serlo. Sin embargo, entendí que uno debe de rezarlo todas las veces que sea necesario para entender que el Reino es de Dios y no de nosotros, que es él el que tiene la última palabra sobre la vida y no yo, que un mundo nuevo no llegará en tanto no aprendamos a perdonar y a ser perdonados.
Para vivir esta Cuaresma con más sentido cristiano oremos a Dios como Padre que viene a nosotros.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: P. Armando González Meneses C.M.
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