“De qué le vale al hombre ganar el mundo…”
Dt 30, 15-20; Sal 1; Lc 9, 22-25.
Juan David fue un hombre que tenía más dinero que fieles tiene una catedral, y tenía más empresas que familiares. Al final de sus días el dinero fue a parar a manos de gente que ni siquiera sentía afecto por él, sus empresas llevan su nombre, pero ni siquiera sé si habita ahí su recuerdo.
Una de las enseñanzas más impresionantes del evangelio es ésta que hemos escuchado hoy llenos de asombro: La vida se logra solo cuando se gasta, cuando se pone en el camino de Jesús.
En medio de un mundo que vive para trabajar, en el que todo se mide con los éxitos que se arrebatan unos a otros, resuena con un valor sin igual la propuesta de Cristo en la que el valor más grande no es lo que puedes hacer, sino lo que Dios puede hacer en ti.
La Cuaresma nos invita a poner a Dios en el lugar que le corresponde y a aprender a mirar la vida desde el deseo que Dios tiene para todos nosotros.
Cargar la cruz significa aceptar que la vida tiene sus retos y que tarde o temprano habrá una voz, un clamor, un susurro que nos preguntará:
¿En qué has gastado la vida que tan amorosamente se te dio?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: P. Armando González Meneses C.M.
0 comentarios