Jesús da a conocer al Padre que es compasivo y bondadoso. Los quiere a todos los que le oyen vivir como verdaderos hijos e hijas del Padre.
Están con Jesús aún los Doce, muchos discípulos y mucha gente. Sigue enseñando él. Mas esta vez dice a quiénes se dirige. Y no a los Doce y a los discípulos no más, sino a todos los que le escuchan. Es que los Doce, los discípulos y los que solo le escuchan son todos hijos e hijas del Padre. Y esto les quedará claro luego.
Así pues, les dice Jesús a los que le escuchan que ser justo no es solo devolver amor por amor. Bien por bien. Ser justo es devolver también amor por odio, bien por mal.
Además, ser justo quiere decir darse de tal forma loca que se les choque y desconcierte a los demás. Pues al que así se da se le puede caer con pena la cara de vergüenza. O al compartir uno lo que tiene, se halla él luego desnudo o pobre por completo.
Sí, lo que nos enseña Jesús es tan duro de creer, tan extraño, que se dice radical. Mas lo ve él de modo distinto. No es tanto radical cuanto filial (Comentarios al Evangelio #3). Es decir, tiene que ver con tener nosotros un solo Padre.
En otras palabras, por ser nosotros hijos e hijas del Padre más nos hemos de comprender, aceptar, perdonar. Del mismo modo que él nos comprende, acepta, perdona más que nadie, mejor que nadie. El Padre es bueno con sus hijos e hijas malos y desagradecidos. Por lo tanto, nos toca ser buenos con nuestros hermanos y hermanas malos y desagradecidos. Y hemos de ser compasivos como es compasivo nuestro Padre.
Sí, ser rectos los hijos e hijas delante del Padre quiere decir hacer lo recto los hermanos y hermanas los unos por los otros.
Señor Jesús, eres Hijo fiel del Padre. Y fiel hermano de nosotros, por los que entregaste tu cuerpo y derramaste tu sangre. Concédenos ser también verdaderos hijos e hijas del Padre y verdaderos hermanos y hermanas de todos. Ayúdanos a captar que ser rectos ante el Padre y hacer lo recto por nuestros hermanos y hermanas es su propio premio. Que nuestra dicha sea ni más ni menos que ser como el Padre y ser él nuestro orgullo. Haz que seamos compasivos, ya que lo propio de él es la compasión (SV.ES XI:253). Y no nos dejes levantar la mano contra un hermano o hermana. Eres hombre del cielo; que seamos también hombres y mujeres del cielo.
23 Febrero 2025
7º Domingo de T.O. (C)
1 Sam 26, 2. 7-9. 12-13. 22-23; 1 Cor 15, 45-49; Lc 6, 27-38
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