“Siento compasión por esta gente”

Gén 3,9-24; Sal 89; Mc 8, 1-10.

El milagro de los panes es anuncio del sacramento de la Eucaristía que más tarde Jesús instituirá. Jesús recita la bendición antes de partir los panes y darlos a la multitud. Es el mismo gesto que Jesús hará en la Última Cena, cuando nos deje el memorial de su sacrificio redentor en la Cruz. En la Eucaristía Jesús no da un simple pan, sino el pan de la vida, se dona a Sí mismo, ofreciéndose al Padre por nosotros.

El Papa Francisco, hablando de este evangelio decía: Sólo cuando se es capaz de compartir, llega la verdadera riqueza; todo lo que se comparte se multiplica. Pensemos en la multiplicación de los panes de Jesús. La medida de la grandeza de una sociedad está determinada por la forma en que trata a quien está más necesitado, a quien no tiene más que su pobreza (25 de julio de 2013).

No podré hacer el milagro de la multiplicación de los panes, pero si puedo multiplicar, con la ayuda de su gracia, que recibo en la Eucaristía, mi caridad y amor por los demás. Puedo tratar con delicadeza, respeto y amabilidad, con múltiples detalles, a todas las personas que ponga en mi camino, empezando por mi propia familia. El fruto de su presencia en mi vida será mi entrega a los demás.

Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Sor Carolina Flores, H.C.