Desde su fundación, la Sociedad de San Vicente de Paúl (SSVP) ha sido un semillero de jóvenes comprometidos con la transformación del mundo. La Juventud Vicentina, presente en varias generaciones, juega un papel fundamental en esta misión, adaptándose a los retos de cada época y manteniendo vivo el carisma vicentino.
A lo largo de los años, los jóvenes vicentinos han vivido momentos de gran transformación. Desde los pioneros que, con entusiasmo y creatividad, pusieron en marcha las primeras Comisiones de Juventud (CJ), hasta los jóvenes de hoy que utilizan las plataformas digitales para promover la solidaridad y la justicia social, los retos de la Juventud Vicentina están marcados por un constante proceso de renovación y adaptación.
Pero, ¿qué une a todas estas generaciones de jóvenes vicentinos? ¿A qué retos se han enfrentado y cómo los han superado? ¿Y qué legado han dejado a las generaciones futuras? Con el objetivo de responder a estas preguntas, la SSVP de Brasil invitó a algunos miembros y antiguos miembros de la Comisión de la Juventud a reflexionar sobre el tema.

La organización es un ejemplo de resiliencia y relevancia, permaneciendo activa y comprometida con la transformación social a lo largo de su existencia
La SSVP y los retos contemporáneos
La SSVP, con más de 190 años de historia, es un ejemplo vivo de dedicación al servicio de los más necesitados. Pero, como toda organización que pretende seguir siendo relevante en un mundo en constante evolución, se enfrenta al reto de adaptarse a los cambios sociales y culturales. Uno de estos retos es la relación entre las diferentes generaciones que componen sus filas, tema abordado por David Alves Faria, Coordinador Nacional del Departamento Misionero, durante el Taller «Cómo transformar el conflicto de generaciones en un encuentro de generaciones en la SSVP», celebrado en el III Foro Nacional de la Juventud.
Durante la actividad, David invitó a los participantes a reflexionar sobre una cuestión importante: las diferencias entre generaciones son algo normal y esperado. «Es posible identificar diferencias, a veces enormes, incluso entre personas de la misma generación», explicó. Subrayó que estas diferencias están determinadas por diversos factores, como el contexto de vida, los valores culturales, la situación socioeconómica e incluso la personalidad de cada individuo.
Una mirada al pasado

Jóvenes reunidos en el I Encuentro de la Comisión de Juventud del Consejo Metropolitano de Pouso Alegre/MG, en el Centro Pastoral de Três Pontas, del 10 al 12 de diciembre de 1982
Para comprender mejor el impacto de los diversos factores en las diferencias de cada generación, José dos Santos, presidente del Consejo Particular de la Sagrada Familia (CP) de Varginha/MG, recuerda su experiencia como joven vicentino en los años ochenta. Para él, uno de los mayores desafíos de la época era la cuestión financiera: «necesitábamos al Consejo Nacional Brasileño (CNB) incluso para poder pagar los eventos vicentinos locales. Recuerdo bien que para organizar la primera reunión de la Comisión de la Juventud del Consejo Metropolitano de Pouso Alegre, tuvimos que enviar una carta al CNB pidiendo fondos para realizar el evento».
A pesar de las dificultades, la SSVP proporcionó a José una formación sólida y un rumbo: «El citado presidente era un gran animador y motivador para la juventud de la época. Para que te hagas una idea, yo participaba en el Encuentro Nacional de Comisiones de Juventud en BH, en noviembre de 1981, y la primera pregunta que me hizo el presidente fue: ¿cuál es la mayor dificultad que tienes para llevar a cabo actividades con jóvenes en tu región?».
Comparando la juventud de su época con la actual, José subraya la importancia de la creatividad y la proactividad de los jóvenes vicentinos: «en mi época, la juventud era más limitada, quizá por cuestiones educativas o financieras, a veces por la incapacidad de gestionar y dominar la información, pero era muy viva y muy creativa». Cree que la juventud actual se enfrenta a nuevos retos, como la influencia de la tecnología y la necesidad de filtrar la información, pero que la SSVP puede ser un espacio para desarrollar habilidades como la proactividad y la visión de futuro.
La perspectiva de los jóvenes ante los retos contemporáneos
Para Geyson Tôrres, Coordinador del Centro Nacional de Juventud, los jóvenes viven en un escenario marcado por la falta de fe, la incertidumbre sobre el futuro, la fragilidad de la salud mental y la falta de perspectivas claras.
«Los jóvenes encuentran en la religión y la espiritualidad un propósito y un sentido de pertenencia, especialmente en un mundo marcado por las incertidumbres y los desafíos», afirmó. Destacó que la SSVP es un espacio donde los jóvenes pueden sentirse útiles y acogidos, ofreciendo una red de apoyo emocional y social que les ayuda a superar estas adversidades.
Por su parte, Bruno Ávila, Coordinador de Juventud del Consejo Metropolitano (CM) de Pouso Alegre/MG, cree que los jóvenes se enfrentan a retos complejos, como la influencia de las redes sociales, que a menudo promueven expectativas poco realistas.
«Internet muestra un mundo muy facilón, pero cuando los jóvenes se enfrentan a la realidad en una conferencia, pueden sentirse frustrados. Nuestro papel es ayudar a deconstruir esas ilusiones», explicó. También hizo hincapié en el debilitamiento de la fe en algunos jóvenes y en la necesidad de reforzar la espiritualidad como forma de superarlo.
La era digital y sus retos
Cristian Reis, tesorero de la Conferencia de São Fidélis y vicepresidente del CCP de São Tarcísio, en Belo Horizonte/MG, antiguo miembro de la CJ, también hizo hincapié en la influencia de la tecnología en la vida de los jóvenes. «La principal diferencia entre la juventud de mi época y la juventud de hoy es la cuestión de la tecnología. Hoy en día, las redes sociales dominan la comunicación y las relaciones, lo que, si bien facilita el contacto, también puede crear barreras a una implicación más profunda con las causas sociales y la vida comunitaria.» La presión digital, la comparación constante y la búsqueda de validación en las redes sociales son retos a los que se enfrenta la juventud actual y que repercuten en su salud mental y su bienestar.
Pero a pesar de ello, Geyson sigue creyendo que la tecnología es una gran aliada: «es una herramienta facilitadora de la formación religiosa, que permite que el carisma vicentino llegue a lugares donde no podemos estar físicamente.» En el contexto de la Comisión Nacional de la Juventud, las plataformas digitales han sido fundamentales para coordinar el trabajo en un país tan continental como Brasil, posibilitando encuentros online y la difusión de contenidos formativos e informativos.
Ante este escenario, Cristian afirma que la SSVP tiene un papel fundamental que desempeñar. Al ofrecer espacios de diálogo, reflexión y acción social, la institución puede ayudar a los jóvenes a encontrar sentido a sus vidas y a desarrollar competencias esenciales para hacer frente a los desafíos del mundo contemporáneo. «La SSVP puede adaptarse para satisfacer las necesidades de los jóvenes de hoy centrándose en un mayor compromiso con la realidad digital, pero sin perder el contacto humano que siempre ha sido esencial para su misión», señala Cristian.
La SSVP: adaptándose a los nuevos tiempos
El papel de la SSVP en los tiempos actuales es ser un espacio de unión y aprendizaje, capaz de superar las barreras culturales y generacionales para responder mejor a las demandas sociales. En un mundo cada vez más polarizado, cultivar el diálogo entre las distintas generaciones es un paso esencial para construir una sociedad más empática y solidaria.
Para David, la mejor manera de superar las diferencias es verlas a través del prisma del aprendizaje y el crecimiento. Propone dos formas de abordar las diferencias:
- Centrarse exclusivamente en lo diferente, lo que genera malestar y reacciones negativas.
- Buscar las similitudes y utilizarlas como puentes hacia un entendimiento más profundo.
Este segundo enfoque, basado en el diálogo y la empatía, puede convertir los conflictos en encuentros productivos. Para ello, presentó una serie de estrategias que pueden guiar la actuación de los vicentinos:
- Centrarse en lo que une: identificar los puntos de encuentro entre las generaciones y valorar lo que tienen en común.
- Diálogo abierto: estar dispuestos a abandonar ideas preconcebidas y escuchar abiertamente a los demás.
- Entrenar la mirada: reconocer la belleza y el valor del «otro mundo» y tratar de integrar la experiencia con energía.
- Escucha activa : escuchar con atención y empatía, poniéndose en el lugar del otro.
- Conexión emocional: desarrollar la capacidad de sentir conjuntamente y conectar en profundidad.
- Proyectos colaborativos: crear iniciativas que fomenten la interacción y la cooperación entre distintas generaciones.
«Para escuchar hay que acercarse, sumergirse en el contexto de la otra persona», subrayó David, insistiendo en la importancia de una postura empática y abierta al aprendizaje mutuo. También sugirió que las personas capaces de moverse entre los dos mundos -jóvenes y personas con más experiencia- deberían ser puntos de referencia para promover el diálogo y la integración.
En este escenario, Bruno sugiere actividades y acciones que no sólo puedan promover la conversación entre los jóvenes y otras generaciones de vicentinos, sino también atraer y comprometer a los más jóvenes dentro de la Sociedad. Entre ellas, el joven vicentino propone
- Proyectos de teatro: promover cursos de teatro para desarrollar la expresión personal y aumentar la conexión entre los jóvenes y las personas a las que ayudan. «El teatro salva vidas, sí, así es, ¡salva vidas! El arte de actuar te da más libertad para expresar lo que realmente eres, y no lo que el mundo quiere que seas», afirma.
- Iniciativas musicales: ofrecer clases de canto y proyectos musicales para unir talentos diversos y promover la integración con la misión vicenciana.
- Cursos de formación: crear oportunidades de formación técnica dirigidas especialmente a los jóvenes de fuera de la Iglesia, ampliando el alcance de la SSVP.
El impacto de la SSVP
Para Geyson, la SSVP es un lugar donde se reencuentra a diario con su fe y su propósito. «Cada día aprendo más de la SSVP, cada día tengo la oportunidad de beber un poco más de esta espiritualidad y saciar mi sed por hacer el bien. Me hace evolucionar como cristiano, como ser humano y en todas las demás dimensiones de mi vida.» Geyson también hace hincapié en el papel formativo de la SSVP en la vida de los jóvenes, ofreciéndoles una base sólida de espiritualidad y aptitudes de liderazgo que repercuten tanto en su trabajo vicentino como en su vida personal y profesional.
En cuanto a Bruno, refuerza esta opinión describiendo la SSVP como una escuela sin vacaciones ni descansos. «Es una escuela en la que, día a día, aprendemos a lidiar con situaciones a las que nunca imaginamos que nos enfrentaríamos. Nos enseña valores como la compasión y la dulzura, que nos llevamos con nosotros para toda la vida». Para Bruno, los jóvenes vicentinos tienen la oportunidad de aprender tanto de los pobres como de las adversidades del mundo contemporáneo, desarrollando la resiliencia y la empatía.
El aprendizaje en la SSVP va más allá de las habilidades prácticas. José dos Santos y Cristian Reis, antiguos miembros, destacan el impacto transformador de la experiencia vicentina en sus vidas.
Foto 1: Cristian y otros miembros del CJ en Aparecida/SP; Foto 2: Jornada Mundial de la Juventud en Sydney, Australia; Foto 3: Misión Joven en Belo Horizonte, en una región periférica; Foto 4: Encuentro Nacional de Jóvenes 2004.
«El legado que la Juventud Vicentina ha dejado en mi vida es inconmensurable», dice Cristian. «El coraje para enfrentar los desafíos, la osadía para pensar fuera de lo establecido y la determinación para comprometerse con el conjunto fueron lecciones fundamentales que aún hoy llevo conmigo». También destaca el valor de la unidad y del trabajo colectivo, que le enseñaron a buscar soluciones creativas y a emprender acciones concretas en favor de los más necesitados.
Para José dos Santos, el mayor legado de la SSVP fue su amor por la organización y por los pobres. «La SSVP me ha hecho un ser humano mejor, con la voluntad de luchar por un mundo más justo y más humano».
La SSVP ofrece a los jóvenes y a todos sus miembros un espacio para crecer como líderes solidarios y comprometidos con las causas sociales. Como resume Cristian: «Vivir los principios vicentinos – humildad, solidaridad y compasión – es una invitación constante a ser mejores personas que buscan, con coraje y creatividad, transformar la adversidad en oportunidades para hacer el bien.»
El futuro de la Organización
El futuro de la SSVP depende de su capacidad para mantener vivo su carisma, renovándose constantemente para responder a las exigencias de un mundo en constante cambio. Necesita cultivar el diálogo, integrar a las generaciones y adaptarse a las nuevas realidades. Ya sea promoviendo el encuentro entre diferentes grupos de edad o fomentando el protagonismo juvenil, la Sociedad de San Vicente de Paúl reafirma su compromiso de servir a los pobres y formar ciudadanos conscientes y comprometidos con la transformación social.
Desde el punto de vista de Cristian, se presenta un futuro de grandes retos, pero también de grandes oportunidades: «Los vicentinos de hoy, bien formados, guiados y practicando eficazmente las virtudes vicentinas, pueden ser la clave de una SSVP aún más fuerte, dinámica y relevante en los próximos años, capaz de afrontar las adversidades con creatividad, valentía y un profundo compromiso social.»
Geyson también cree en un futuro próspero y lleno de logros: «dentro de 10 años, espero ver los frutos de las semillas que estamos plantando hoy, con la SSVP más grande, no sólo en número, sino en calidad de servicio e impacto en la vida de las personas».
Pero Bruno advierte: «Sin una acción urgente, la SSVP corre el riesgo de envejecer. Tenemos que invertir en la juventud como el presente de la organización, formando a nuevos líderes y dando cabida a ideas innovadoras».
El llamamiento a la juventud
Geyson y Bruno también hacen un llamamiento a los jóvenes:
«Si estás pensando en unirte a la Sociedad de San Vicente de Paúl, debes saber que estás dando un paso hacia algo mucho más grande de lo que crees. Aquí encontrarás la oportunidad de marcar la diferencia en el mundo de forma concreta y real. No se trata sólo de dar algo a los necesitados, sino de compartir esperanza y crecer como persona», subraya el actual Coordinador de CJ.
Bruno hace una invitación directa: «Hola jóvenes, ¿qué tal? ¿Venís a uniros a la SSVP? Aquí es donde vivirás tu fe en acción, transformarás vidas y ¡ganarás un pedacito de cielo! No pierdas tiempo, ven y forma parte de esta misión que es mucho más grande de lo que crees.»
Fuente: http://www.ssvpbrasil.org.br/
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