“¿Por qué tus discípulos no ayunan?”
Heb 5, 1-10; Sal 109; Mc 2, 18-22.
No estamos en Cuaresma, sin embargo, la lectura continuada del evangelio de Marcos hoy nos presenta esta declaración de Jesús sobre el ayuno, a propósito del reclamo que le hacen los fariseos de que sus discípulos no ayunan, como todo judío piadoso. “Los invitados a una boda no ayunan”, les responde. ¿Quién te invita a una fiesta y te dice, cuando llegas, que es una fiesta en la que se va a ayunar? ¡Nada, ni agua, ni refrescos, ni comida, ni pastel, ni nada! ¿Qué tipo de fiesta sería esa?
Cuando, en el evangelio, aparece Jesús en alguna comida o hablando de fiestas de bodas o del “Novio”, está representando el Reino de Dios, esa fiesta del amor, de la paz, de la fraternidad, que vino a inaugurar y que nos encomienda seguir construyendo.
En la fiesta de la vida hay muchos, muchísimos, obligados a “ayunar”. Los pobres ayunan de justicia, de igualdad, de ser mirados y tratados con dignidad. Los migrantes, los indígenas, las mujeres, los ancianos… todos ayunan a la fuerza. Han sido invitados a la fiesta de la vida y no se les permite gozar del banquete. Y ellos son los “amigos del Novio”.
Trabajemos para que no sigan ayunando.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: P. Silviano Calderón Soltero, C.M.
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