Robert ha sido durante años un usuario habitual de los servicios de DePaul Croacia. Un hombre discreto que rara vez habla de su vida privada y nunca utiliza su nombre real, su historia es un ejemplo de resiliencia y la importancia de la paciencia y el apoyo comunitario.

Originario de Eslavonia, Robert vivió durante mucho tiempo en una casa familiar junto a su esposa e hijos. Sin embargo, su vida dio un giro cuando se separó de su esposa y se vio obligado a mudarse. En su búsqueda de trabajo, se trasladó a Rijeka, pero sin percatarse de que su documento de identidad había caducado. Mientras tanto, su exesposa lo dio de baja en la dirección que compartían, lo que convirtió a Robert en un hombre sin domicilio, algo esencial para obtener un nuevo documento de identidad.

Sin una dirección válida, Robert se enfrentó a la imposibilidad de alquilar una habitación que le permitiera regularizar su situación. Esta cadena de obstáculos lo empujó rápidamente hacia la calle. Encontró refugio en una casa abandonada cerca del centro de la ciudad, un lugar en ruinas y peligroso para vivir. En este entorno, comenzó a depender del alcohol para sobrellevar su situación.

Afortunadamente, la apertura de un centro de día, la Casa de Refugio de DePaul, ofreció a Robert un lugar donde podría pasar las tardes, alejándose de las calles. Convencido de que este espacio podría ayudarle, Robert empezó a pasar más tiempo allí. Poco a poco, comenzó a participar en actividades y a leer, lo que mejoró su comunicación con otros usuarios y trabajadores del centro. A pesar de sus dificultades, su comportamiento social mejoró notablemente y su consumo de alcohol disminuyó.

Sin embargo, la imposibilidad de conseguir una nueva identificación continuaba siendo una barrera en su camino hacia la reintegración. Sin los documentos necesarios, le resultaba casi imposible encontrar alojamiento o reconstruir su vida. A pesar de este obstáculo, Robert no se dio por vencido. Con el tiempo, y gracias al apoyo constante del equipo de Depaul, finalmente logró obtener su documento de identidad después de más de diez años de lucha.

Este logro es un testimonio de la importancia de la perseverancia y el apoyo continuo. Los nuevos pasos de Robert hacia una vida más estable son un recordatorio de que, incluso en las circunstancias más difíciles, nunca se debe perder la esperanza. Ahora, con su nueva identificación, Robert tiene una oportunidad renovada para reinsertarse plenamente en la sociedad. Su historia es un ejemplo de que, a veces, el camino hacia la reintegración es lento y lleno de desafíos, pero también está lleno de oportunidades para aquellos que tienen el coraje de seguir adelante.

Fuente: https://depaul.hr/