Alimento para el alma: De viaje
«EL VERDADERO VIAJE DE DESCUBRIMIENTO NO CONSISTE EN BUSCAR NUEVOS PAISAJES, SINO EN TENER NUEVOS OJOS».
– MARCEL PROUST
En la Sociedad de San Vicente de Paúl estamos frecuentemente de viaje. Viajamos de ida y vuelta a nuestros servicios, trabajando u ofreciendo voluntariamente nuestro tiempo para asistir a reuniones, atender llamadas telefónicas u organizar donaciones. Hay que hacer visitas a domicilio y entregar bienes y servicios necesarios a personas necesitadas de ayuda. La carretera es un potente lugar de intercambio y cambio.
En una época de gran angustia y decepción, los seguidores de Jesús intentaban dar sentido a la violencia y el trauma de los días que condujeron a la muerte de Jesús en una cruz. Muchos acontecimientos esperados no habían tenido lugar, y se habían producido fenómenos aún más inesperados. Así, dos de los discípulos se pusieron en camino para volver a casa y a sus vidas anteriores. Pero el camino les reservaba otras cosas. No se puede volver a las andadas una vez que se ha experimentado la persona y el mensaje de Jesucristo. Se encuentran con un desconocido. Comienzan a compartir sus historias y vulnerabilidades con este extraño mientras caminan. Pasan las horas y se revelan muchas cosas en el transcurso del viaje.
Finalmente, cuando esta etapa del viaje llega a su fin, reconocen a Jesús al partir el pan, que había sido un compañero permanente y constante. Sus ojos eran incapaces de ver a Jesús porque buscaban su propia versión de él, en lugar de la persona auténtica y plena de Jesús que estuvo con ellos todo el tiempo. Era el Jesús que habían conocido y amado, pero más él mismo que nunca.
En nuestras experiencias vitales también podemos vernos atrapados por expectativas fijas o ideas rígidas. En nuestras obras, el conflicto o la decepción pueden surgir cuando experimentamos a las personas o las situaciones como creemos que «deberían» ser, en lugar de como la realidad y la verdad de quiénes o qué son. Hay una historia sobre Federico Ozanam, que ayudó a un hombre consiguiéndole empleo. Pero el hombre volvió a caer en la indigencia y regresó a Federico para pedirle ayuda. En lugar de ofrecerle caridad, Fedérico perdió los estribos, le echó y le dijo que no volviera jamás. El hombre apenas se había marchado cuando Federico reflexionó sobre lo que había hecho, le buscó y mostró compasión para volver a ayudarle. Se dio cuenta de que no le correspondía juzgar al hombre, sino simplemente ayudarle en lo que pudiera.
En nuestras conferencias y servicios, los llamados «viajeros frecuentes» pueden encontrarse con sentimientos internos de frustración o exasperación. El reto que ofrece la fe cristiana es pasar de estos sentimientos a ver a la persona con ojos renovados. Es importante ser consciente de la versión de la persona que has experimentado antes, pero también estar abierto a las circunstancias y al crecimiento que habitan con la persona en el momento presente. Descubrirás la presencia de Jesús.
De: Firewood for the soul, vol. 2, A Reflexion Book for the Whole Vincentian Family
Sociedad San Vicente de Paúl, Queensland, Australia.
Texto de: Samantha Hill y James Hodge.
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