Es hora de compartir y recuperar nuestro bien; me refiero a las antiguas y populares ideas de justicia, caridad, fraternidad. Es tiempo de mostrar que se puede defender la causa de los proletarios, dedicarse al alivio de las clases que sufren, y perseguir la supresión del pauperismo, sin hacerse solidarios de las predicaciones que desataron la tormenta de junio, y que todavía cuelgan sobre nosotros tan oscuras nubes.
Federico Ozanam, «Los orígenes del socialismo», en el periódico l’Ere Nouvelle, año 1848.
Reflexión:
- En una época de su vida, a finales de la década de 1840, Federico Ozanam se presenta a diputado de las cortes francesas.
- La sociedad convulsa del Francia tiene muchos y graves problemas; la violencia e insatisfacción de la creciente clase obrera es manifiesta. Ozanam, convencido de la necesidad de profundas reformas que eliminasen el estado de práctica esclavitud de la creciente masa de obreros, se adhiere a los principios cristianos y aboga por la formación de «una escuela social».
- En las elecciones generales de 1848 en Francia gana la derecha, ordenando unas primeras medidas impopulares que provocan manifestaciones de protesta, en París, del 23 al 26 de junio 1848. Los obreros toman las calles y levantan barricadas. Se declara el estado de sitio y la revuelta es reprimida con mano dura por el general Cavaignac. Son las «Jornadas de junio». Uno de los que murieron en ellas fue Monseñor Affre, arzobispo de París, quien se presentó —a petición de Federico Ozanam— en pleno campo de batalla, en la Bastilla, para intermediar y buscar la paz. Murió en el fuego cruzado.
- Quizás pocos en la Familia Vicenciana sepan que Federico Ozanam es uno de los primeros precursores de la democracia cristiana: «Ozanam fue de los primeros en aludir a una democracia cristiana, ya como orientación económica y social hacia las clases trabajadoras, ya como estructura política de la sociedad. Y fue quien primeramente intuyó su desarrollo histórico y su razón social, pudiendo ser llamado “el primer líder de la democracia cristiana”» (Luigi Sturzo: La democrazia cristiana dal 1848 al 1948).
Cuestiones para el diálogo:
- Los cristianos no podemos eludir nuestra dimensión social y política. Los vicencianos, además, no podemos dejar de ponernos siempre del lado de los que más sufren. ¿Hemos pensado alguna vez en esta dimensión política de nuestro carisma?¿Cómo se concreta en nuestro día a día?
- ¿Cómo debería ser hoy la presencia y la acción de los católicos en la vida pública?
- «Los cristianos activos en la esfera pública deberían dar testimonio público de su fe y no vivir dos vidas paralelas: una, la espiritual; y otra, la laica, dedicada a su participación en las actividades sociales, políticas y culturales». ¿Qué opinamos de esta frase?
- ¿Cuáles diríamos que son las responsabilidades del laico católico en la esfera de lo público? ¿Cómo y en qué deberíamos marcar la diferencia ante los que no son creyentes?
Javier F. Chento
@javierchento
JavierChento
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