Alimento para el alma: María, Madre de Dios

Samantha Hill y James Hodge
31 diciembre, 2024

Alimento para el alma: María, Madre de Dios

por | Dic 31, 2024 | Formación, Reflexiones | 0 Comentarios

«YA NO ACEPTO LAS COSAS QUE NO PUEDO CAMBIAR. ESTOY CAMBIANDO LAS COSAS QUE NO PUEDO ACEPTAR».

– ANGELA DAVIS

Uno de los aspectos de la espiritualidad personal de Federico Ozanam con su devoción a María. Federico murió el 8 de septiembre, fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María. Fue él quien convenció a los miembros de la Sociedad para que la pusieran bajo el patrocinio de la Santísima Virgen, poco después de su fundación. También se decidió celebrar con especial devoción la fiesta de la Inmaculada Concepción por insistencia de Federico. Una de las tradiciones más antiguas de la Sociedad ha sido el rezo del «Ave María» al final de las reuniones. El Ave María se añadió a las oraciones de las reuniones semanales de la Sociedad durante la vida de Federico Ozanam, y algunas fuentes sugieren que él fue el impulsor de su inclusión.

Uno de los saludos cristianos más antiguos a María fue proclamado cuando Isabel, pariente de María, la llamó «Madre de mi Señor». Es una declaración sencilla y profunda. La expresión de alegría y verdad de Isabel refleja nuestra vocación. Nos sentimos atraídos por María porque ella nos acerca a su hijo, Jesús. Todo lo que hace y dice María es para invitarnos a una relación más profunda con Jesús. No le interesa que la adoremos ni ser el centro. Ella busca dirigirnos a Jesús. Ella tiene mucho que enseñarnos.

Esto queda claro en su gran aclamación, el Magnificat (Lucas 1,46-55). Las poderosas palabras de María hablan de liberación y justicia. Es una profeta apasionada y dedicada a desarraigar las estructuras y tradiciones injustas, y profundamente confiada en Dios para cumplir sus promesas ancestrales de misericordia, justicia y equidad. Los ricos se quedan vacíos, los poderosos son derribados de sus elevados lugares de poder y privilegio, y las personas orgullosas son humilladas. Los hambrientos serán saciados, los desatendidos y olvidados serán exaltados y los que han sido privados de sus derechos y desplazados serán recordados. Es una visión poderosa de una sociedad marcada por relaciones radicalmente correctas y que llega a la plenitud a través del don de Jesús en su vida.

Es una visión que continúa encontrando resonancia en los trabajos y aspiraciones de la Sociedad de San Vicente de Paúl hoy. Como vicentinos, también clamamos por la justicia en solidaridad con nuestros prójimos que a menudo se encuentran en los márgenes de nuestras comunidades. La abogacía es un aspecto clave de la vocación vicenciana. Además, estamos llamados a ver las realidades de la justicia social desde la perspectiva de aquellos a quienes visitamos, donde la injusticia es una parte real y difícil de la vida.

Durante siglos, María ha sido alabada porque creía en el poder salvador de Dios. Es la Madre de Dios por su fe y su amor a Jesucristo. La solemnidad de María, Madre de Dios, celebra la fe y la confianza de María sólo en Dios. Se nos invita a imitar su fe. Una fe llena de coraje y de pasión. Una fe que nos invita a acercarnos a su hijo, Jesús, y a trabajar por el Reino de Dios, donde prevalece la justicia.

De: Firewood for the soul, vol. 2, A Reflexion Book for the Whole Vincentian Family
Sociedad San Vicente de Paúl, Queensland, Australia.
Texto de: Samantha Hill y James Hodge.

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