Me siento más querido cuando…

¿Has probado alguna vez a responderte a esa pregunta? Es una gran pregunta que puede revelar cosas que han permanecido ocultas en tu interior.

Esta semana he leído la experiencia de una familia que hizo esa pregunta a sus hijos: 12 Questions I Ask My Kids Every Year [12 preguntas que hago a mis hijos cada año].

En esta reflexión comparto su experiencia y lo que aprendieron. También comparto cómo provocó una nueva comprensión de «El Verbo se hizo carne».

Me siento más querido cuando…

«Mi mujer y yo nos sentamos hace poco con cada uno de nuestros hijos y les pedimos que terminaran esta frase… «Te sientes más querido por mí cuando _________________________».

«Estas fueron sus respuestas (con sus propias palabras): Me siento más querido por ti cuando…

• Te percatas cuando hago las cosas bien.
• Pasamos tiempo juntos a solas.
• Tomas la iniciativa y haces conmigo cosas que nadie más quiere hacer conmigo.
• Juegas al béisbol conmigo en el patio.

«Tengo que decir que fueron unas respuestas bastante sencillas, pero realmente buenas, que nos ayudaron a mi mujer y a mí a recordar la importancia de asegurarnos de que estamos hablando el lenguaje del amor de nuestros hijos de la forma en que ellos lo entienden mejor».

Desentrañar el lenguaje del amor

«Asegurarnos de que estamos hablando el lenguaje del amor de nuestros hijos de la forma en que mejor lo entienden».

Se me encendió una luz. ¿No es ese el núcleo de la revelación de «la palabra se hizo carne»? Dios me ve y me comprende incluso en mis peores momentos.

«en estos últimos días nos habló por medio de un hijo, a quien constituyó heredero de todo y por quien creó el universo» (Hebreos 1,1)

Jesús caminó en nuestras circunstancias como uno de nosotros, incluso, y especialmente, como el más pequeño entre nosotros. Nos «entiende» como uno de nosotros en todo.

Experimentó y comprendió los miedos y anhelos más profundos de sus hermanas y hermanos.

Jesús experimentó toda la dimensión del ser humano… desde la total indefensión de la concepción hasta la ineludible realidad de la muerte.

El Verbo se hizo carne para mostrarnos con un ejemplo vivo lo que significaba ser conscientes de ser amados por nuestro Creador y de amar a nuestras hermanas y hermanos.

Dios nos ha regalado escuchar y hablar

«Dedicar tiempo a escuchar el corazón de tu hijo es una de las mejores maneras de hacerte un regalo a ti mismo durante estas fiestas».

Nuestro Creador nos obsequió con la escucha desde el interior de la existencia humana. Jesús se tomó tiempo no sólo para escuchar el anhelo más profundo de sus hermanos y hermanas.

Era profundamente consciente de ser amado por el Creador en el caos de la vida cotidiana. Ese desorden incluía el más profundo dolor físico y emocional de sufrir y morir en una cruz.

Esa es la forma más profunda de escuchar nuestro corazón. La Palabra escucha desde la experiencia humana.

Pero Dios también nos habla en el lenguaje universal que entienden todos los seres humanos. El lenguaje de cómo nos trata otro ser humano.

Romper el ciclo de la violencia, y bailar la danza del amor

Jesús nos mostró lo que sería romper el ciclo de violencia y no perpetuar el «ojo por ojo».

La gente del Antiguo Testamento anhelaba que se invirtieran los papeles. Pensaban que el reino de Dios significaría que estarían en lo más alto. Los poderosos serían derribados de sus tronos.

Pero Jesús se enfrentó al abuso de poder con el poder del amor que perdona desde una cruz. Nos mostró que el peor sufrimiento y la peor muerte no pueden separarnos del amor de nuestro Dios….y de nuestras hermanas y hermanos. ¡Nosotros también nos levantaremos!

Jesús nos dio el ejemplo del don de sí mismo en lugar de perpetuar la violencia de Caín y Abel. Al enfrentarse a nuestra peor violencia con el amor que perdona, nos mostró cuánto nos ama Dios.

¿Algo de esto resuena en ti?