Jesús nos da a conocer su gozo y su paz. Por lo tanto, nos basta con acudir a él para saber qué hacer para llenarnos de su gozo y su paz.
Por lo visto, toca el corazón de las gentes el que las llama a arrepentirse y lavarse de sus pecados. Pues los que han venido a bautizarse quieren saber qué hacer en concreto. A lo mejor no quieren que sean suyo el destino de los árboles que no dan buen fruto. Pues a estos se les tala y se les echa al fuego.
Juan, a su vez, contesta de forma concreta también. Pues acomoda sus respuestas a las situaciones de los que hacen la pregunta: «¿qué hacer?». No recomienda una sola talla que vale para todos, la que empero no vale, con frecuencia, para nadie. Hay, por lo tanto, una respuesta para la gente, otra para los publicanos y una más para los soldados.
Y, ¿qué decir hoy día a los que aún van a la iglesia? La Palabra y el Sacramento tocan el corazón de ellos. No parecen buscar saber qué hacer, pues su observancia fiel da a entender que ya se lo saben. Con todo, les hará bien si se les recuerda a ellos cómo honrar el cuerpo de Cristo de forma íntegra. No se ensimismarán así al hacer ellos sus devociones.
Sí, vale acordarnos, una y otra vez, de las palabras de san Juan Crisóstomo. Nos exhorta este a honrar el Cuerpo de Cristo no en las iglesias no más, sino en los pobres también. Es verdad, pues, que se puede «dejar a Dios por Dios» (SV.ES IX:297). Y servir a los pobres al igual que Jesús quiere decir compartir su gozo y su paz (SV.ES III:359). Así que al estar nosotros en la presencia real de Jesús en la Eucaristía, nos conviene hacer la pregunta vicenciana. Esta, desde luego, tiene mucho que ver con la pregunta: «¿qué hacer?».
Señor Jesús, concédenos tu gozo, que no se nos quitará nunca, y la paz, que supera todo juicio. Y danos a conocer qué hacer para que podamos anunciar contigo la Buena Noticia de vida. Una vida justa, fraterna y digna de los hijos e hijas de Dios.
15 Diciembre 2024
Domingo 3º de Adviento (C)
Sof 3, 14-18a; Fil 4, 4-7; Lc 3, 10-18
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