“¿No estoy yo aquí que soy tu Madre?”
Sir 24, 23-31; Sal 66; Gal 4,4-7; Lc 1, 39-48.
Hoy al celebrar esta gran fiesta de nuestra Santísima Madre, en su primera aparición nos presenta un mensaje para reflexiona.
Yo soy… en verdad la perfecta siempre Virgen Santa María, que tengo el honor y la dicha de ser Madre del verdadero Dios por quien se vive, el Creador de las personas, el Dueño de la cercanía y de la inmediación, el Dueño del cielo, el Dueño de la tierra.
Yo quiero… Mucho quiero, mucho deseo, que aquí me levanten mi casita sagrada.
Para que la quiero… Ahí, en verdad, escucharé su llanto, su tristeza, para remediar, para curar todas sus diferentes penas, sus miserias, sus dolores…
Para quiénes la quiero… Para ser tu madre compasiva, y de todos los hombres que viven juntos en esta tierra.
Quiero necesitar de Ti… Para realizar lo que pretende mi compasiva mirada misericordiosa, anda al palacio del obispo de México, y le dirás cómo yo te envío, para que le descubras cómo mucho deseo que aquí me provea de una casa.
¡Gracias Madre por tanto amor! ¡Bendice nuestra Patria!
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: María Elena Camacho, de la Sociedad de San Vicente de Paúl
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