Desde el estallido de la guerra en mi país, Ucrania, hace más de 1.000 días, la amenaza constante de bombardeos y violencia es algo con lo que todos hemos tenido que convivir a diario.
Muchos de nosotros, yo incluida, hemos visto nuestros hogares destruidos. Sé por experiencia propia que verse obligado a abandonar tu casa y tus pertenencias con tan poca antelación te somete a una tensión increíble, y cada desplazamiento conlleva más incertidumbre. Hemos tenido que recurrir a amigos, familiares y ayuda para tener un techo sobre nuestras cabezas y un lugar seguro donde refugiarnos.
No todo el mundo cuenta con este apoyo. Un reciente estudio de la organización benéfica que dirijo, Depaul Ucrania, muestra que el número de personas sin hogar ha aumentado vertiginosamente desde el comienzo de la guerra. Casi una cuarta parte de las personas que ahora duermen en la calle o en refugios de emergencia en Ucrania son personas que han tenido que huir de sus hogares.
Además de los riesgos relacionados con la guerra, nuestra investigación puso de relieve que casi siete de cada diez personas que duermen en la calle son víctimas de violencia. Como hace poco celebramos el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, es importante que reconozcamos la dimensión de género de esta violencia y el peligro específico al que se enfrentan las mujeres.
Para muchas mujeres sin hogar, su vida está marcada por la violencia desde la infancia. Según Research Ireland, el 92% de las mujeres que participaron en el estudio sufrieron algún tipo de violencia a lo largo de su vida, y el 55% la padeció de niñas y durante la edad adulta. Nuestra investigación muestra que una cuarta parte de las personas que acceden a los servicios de atención a personas que duermen en la calle son supervivientes de violencia doméstica, y esta cifra se incrementó hasta la mitad de todas las mujeres con las que hablamos.
La violencia puede producirse antes y durante los periodos en que se duerme en la calle. Puede ser la razón por la que alguien abandona un entorno inseguro cuando no tiene adónde ir y, cuando alguien duerme en la calle, carece de estabilidad y protección frente a los daños, lo que puede conducir a más violencia.
Estas experiencias afectan gravemente al bienestar mental de las personas, por lo que les resulta aún más difícil iniciar el camino hacia una vivienda, y, en Ucrania, a esto hay que añadir las preocupaciones cotidianas por la seguridad derivadas de la guerra.
A pesar de ello, la asistencia a las personas sin hogar que más la necesitan es alarmantemente limitada. Menos del 1% de las personas que duermen a la intemperie y en refugios de emergencia declararon haber recibido apoyo fuera de los servicios de Depaul Ucrania y ni una sola persona dijo haber recibido apoyo en salud mental de otra organización. En Depaul Ucrania sabemos que las necesidades de las mujeres que duermen en la calle son distintas y que este grupo puede estar más escondido y ser más difícil de alcanzar, en parte debido a su vulnerabilidad a la violencia. Necesitan intervenciones dirigidas y específicas, incluyendo refugios, para que las mujeres que huyen de la violencia tengan un lugar seguro donde quedarse, así como servicios con perspectiva de género dirigidos a las mujeres que ya duermen en la calle.
La guerra en Ucrania ha exacerbado muchos problemas, y el aumento del número de personas sin hogar y la amenaza de violencia a la que se enfrentan a diario quienes viven en nuestras calles es otro de los retos a los que se enfrenta nuestro país. Pero tenemos que hacer más, no podemos dejar que la gente se quede en la cuneta. Es urgente que haya una mayor colaboración entre el gobierno, las organizaciones benéficas y otras organizaciones para encontrar soluciones en materia de vivienda y empezar a prestar un mejor apoyo a las mujeres sin hogar.
Anka Skoryk
Directora General de Depaul Ucrania
Fuente: https://int.depaulcharity.org/news/
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