Novena en Honor a la Virgen Milagrosa 2024: camino de esperanza (día 7)

por | Nov 24, 2024 | Asociación de la Medalla Milagrosa, Formación, Reflexiones | 0 Comentarios

Oración:

Padre misericordioso, que en tu inmenso amor nos has dado el signo maravilloso de la maternidad divina de María, por quien nos llegó Cristo, nuestro Salvador. Te pedimos que, de la mano de Ella, podamos caminar por este mundo sembrando semillas de justicia y paz, construyendo juntos espacios donde se haga visible tu Reino en medio de nuestros hermanos y hermanas que más sufren.

Padre amoroso, llenos de una esperanza renovada que María nos inspira, nos presentamos ante ti con el corazón sediento y necesitado de tu Palabra. Al meditarla cada día en esta novena, concédenos la gracia de abrirnos al don de la conversión, para que, siendo verdaderos discípulos y misioneros de Cristo, podamos anunciar con gozo la Medalla Milagrosa como un signo profético de tu amor y misericordia para nuestro tiempo.

Padrenuestro.

Gloria.

Oración a la Virgen María:

Madre, Camino de Esperanza, tú que fuiste iluminada por la fe y creíste en la Palabra de Dios, acompáñanos en esta novena que dirigimos en tu honor, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa. Que, reunidos en torno a tu Hijo, podamos recuperar la frescura del Evangelio y anunciar con gozo la esperanza a un mundo dividido por las discordias.

Tus rayos nos infunden la certeza de que nuestra historia está confiada a la infinita misericordia de Dios, quien nos ama y nos ilumina en las noches más oscuras y dolorosas de nuestra vida. Hoy, más que nunca, elevamos nuestro clamor al cielo, implorando un nuevo renacer. Ayúdanos a sembrar en nuestros corazones la Palabra del Señor y a proclamarlo vivo y resucitado entre nuestros hermanos. Amén.

Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti. Dios te salve María…

Gozos:

Respuesta: puede ser el estribillo de una canción o la jaculatoria (Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que acudimos a ti).

Madre Milagrosa, de ternura y compasión
que haciendo historia de salvación
vas caminando siempre con tu pueblo
que a ti clama en la aflicción.

En mil ochocientos treinta,
en Francia, Calle del Bac,
auna pobre novicia,
la virgen santa se apareció.
Eran vísperas de San Vicente,
noche silenciosa de julio,
cuando la Madre dejó su trono
y en una pequeña capilla se presentó.

Siendo la media noche
un Ángel se apareció
para darle un anuncio
de parte de la Madre de Dios.
Las luces se iban prendiendo,
las puertas se iban abriendo
y al llegar a la capilla la hermana ansiosa la esperó.

La voz del cielo anunciaba
que la madre llegó.
La sede sacerdotal
con humildad ella ocupó.
La hermana Catalina
sus manos colocó
en las piernas de la Madre
y misión ella le encomendó.

En una mañana de noviembre
los sentidos no lo percibieron
pero un corazón atento
nuevamente a la Madre observó;
las insignias de la medalla
que Catalina vio, se han convertido
en fuente de milagro y amor.

“Haz acuñar una medalla”,
la Virgen le pidió
para ser portada por los fieles
con gran devoción.
Madre Santa, tu gran Medalla
es emblema de tu amor,
hoy nosotros la portamos
en señal de filiación.

Sea por Jesús, sea por María,
sea por el ejemplo de los santos que nos guían.
Y que por la Medalla Milagrosa
alcancemos la gracia de convertir
nuestros dolores en alegrías.

SÉPTIMO DÍA

Esperanza para los niños

Signo: Imágenes de varios niños, y en el centro la imagen de Jesús y la Santísima Virgen María, con la frase: “De los niños es el Reino de los cielos”.

Comentario inicial: Desde temprana edad, Santa Catalina, al quedar huérfana, tomó a María como su única madre. Era una niña inquieta, pero movida por un deseo profundo de servir y agradar a Dios. Hoy, en medio de tantas amenazas que buscan dañar, matar y hacer perder a los niños, es importante que como Iglesia oremos y velemos por la seguridad de los más frágiles de nuestra comunidad.

Canto: Mi medallita

Lectura del Texto Bíblico: Lucas 1, 39-47

En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno.
¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!»
Y dijo María: «Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador. Palabra del Señor.

Reflexión:

En la noche del 18 de julio, es un niño, al parecer el ángel de la guarda de Santa Catalina, quien la despierta. Ella se deja conducir por este pequeño que va iluminando el camino hacia el templo. Es un mensaje poderoso que muchas veces pasa desapercibido: es siendo como niños que llegamos a ser herederos del Reino de Dios. Seguir el ejemplo de los niños, que se dejan sorprender por la novedad de la vida y que no guardan rencor en su corazón, es un llamado constante del Evangelio.

La Santísima Virgen María se aparece nuevamente un día antes del primer Domingo de Adviento de 1830, el 27 de noviembre. En esta aparición, María se presenta sin el niño Jesús en sus brazos, una imagen poco común en ese tiempo; pero este gesto en la víspera del Adviento nos evoca una realidad más profunda: María es la madre de la dulce espera, la Virgen en cinta, que lleva en su vientre al Salvador del mundo, la Mujer del Apocalipsis que, al igual que en la Medalla Milagrosa, está embarazada. Al mirar de frente a la humanidad, nos invita a anunciar en medio de los dolores de parto, al Jesús que vive y reina.

La Medalla Milagrosa nos recuerda que la vida debe ser protegida desde su concepción hasta su muerte natural. Asimismo, nos urge a cuidar a los niños y niñas del mundo, protegiéndolos de toda impureza que pretenda robarles su inocencia. Jesús nos invita a cuidar de no provocar en ellos ningún escándalo, pues sus ángeles siempre contemplan el rostro de Dios. Además, en muchos de sus discursos, Jesús recuerda a sus discípulos que para entrar en el Reino hay que volver a ser como niños. La Medalla es también un camino de esperanza para recuperar la nobleza, la sencillez y el amor confiado que caracterizan a los niños.

Preguntas:

  1. ¿Qué significa para usted ser como niños para entrar en el Reino de los cielos?
  2. María e Isabel son dos madres que acogen el llamado a la vida. ¿Qué invitación nos hace este pasaje bíblico en tiempos donde el aborto y la eutanasia se imponen?

Oración final:

Virgen Inmaculada de la Medalla Milagrosa, que te manifestaste a Santa Catalina Labouré como mediadora de todas las gracias, atiende a mi plegaria.

En tus manos maternales dejo todos mis intereses espirituales y temporales, y te confío en particular la gracia que me atrevo a implorar de tu bondad, para que la encomiendes a tu divino Hijo y le ruegues concedérmela, si es conforme a su voluntad y ha de ser para bien de mi alma.

Eleva tus manos al Señor y vuélvelas luego hacia mí, Virgen poderosa; envuélveme en los rayos de tu gracia, para que a la luz y al calor de esos rayos me vaya desapegando de las cosas terrenas y pueda marchar con gozo en tu seguimiento, hasta el día en que bondadosa me acojas a las puertas del cielo. Amén.

Descarga la Novena completa pulsando sobre la siguiente imagen:

(Incluye materiales adicionales)

Fuente: https://www.corazondepaul.org/

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