“¿Qué está permitido hacer en sábado?”
Miq 5, 1-4; o bién Rom 8, 28-30; Sal 12; Lc 6, 6-11.
De nuevo la tensión en torno al cumplimiento del sábado. En esta ocasión por una curación hecha en la sinagoga precisamente en ese día. Jesús se da cuenta del dolor de aquel hombre. El enfermo con el brazo paralizado no le dice nada, pero se debía leer en su cara la súplica. Los fariseos están al acecho para ver qué hará. Jesús pregunta: “¿qué está permitido en sábado?” No contestaron. Entonces Jesús, echando una mirada a todos, curó al buen hombre. La reacción no se hizo esperar, ellos se pusieron furiosos.
Es evidente que Jesús no desautoriza aquella institución tan válida del sábado. Lo que critica es una comprensión escrupulosa y enfermiza que está más preocupada por cumplir normas que por cuidar el espíritu de fe.
En nuestros días hay instituciones muy válidas y llenas de espíritu como el domingo, la celebración de la Eucaristía, el rezo de la Liturgia de las Horas. Son realidades que tienen importancia en la vida de fe y que necesitan de ciertas normas para su realización, pero éstas no pueden ser tan estrictas que ahoguen la celebración.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Antonio G. Escobedo C.M.
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