«Jesús dio la orden de atravesar a la otra orilla»

Am 2, 6-10. 13-16; Sal 49; Mt 8, 18-22.

Cuando Jesús nos llama a seguirlo, nos invita también a pasar a la otra orilla. Al mismo tiempo nos presenta las exigencias del discipulado. Nos pide dejar todo lo que puede ser obstáculo para seguirlo, las ataduras familiares, materiales, afectivas, etc.

Primero, para estar libre y disponible como es debido para hacer el camino como discípulo; segundo, para aprender a arriesgar e ir a la otra orilla. Tomar la decisión de ir a lo desconocido, al encuentro de los imprevistos. Ir a la otra orilla es también enfrentar a los demonios, las tentaciones. Ir tomando estas decisiones en la vida, que son signos preciosos de nuestra fe, seguro nos ayudará a crecer como discípulos misioneros. La consecuencia natural del discipulado es la misión.

Decían en una campaña vocacional en un país lejano: “No hablemos a los jóvenes de las exigencias del Evangelio, porque si les hablamos así mañana nadie vendrá a la reunión”. ¿Qué opinas?

Señor, aquí estoy, Tú me llamaste desde mi bautismo a ser tu discípulo misionero. Ayúdame a ir siempre a la otra orilla, pero ven siempre conmigo. Amén.

Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Rosendo Martínez Flores C.M.