Trabajar juntos: del compromiso a la alegría compartida

por | Jun 6, 2024 | Formación | 1 Comentario

¿Qué implica nuestra dedicación a los más desfavorecidos? ¿Implica siempre una separación patente entre el que da y el que recibe? Junto a las organizaciones caritativas tradicionales, el trabajo conjunto nos invita a replantearnos los papeles y las razones de nuestro compromiso. ¿Y si descubriéramos que el darse a sí mismo también puede aportar una alegría sincera? Dossier realizado por Marianne Aubry-Lecomte.

Hacer «con y conjuntamente» en lugar de «para»

En el ámbito de la acción social, es habitual distinguir entre «hacer para», «hacer con» y «hacer juntos». «Hacer para» se refiere a un modo de interacción en el que cuidadores y atendidos están claramente diferenciados y sólo los primeros pasan a la acción. Cuando «hacemos con», ambas partes actúan pero siguen estando claramente identificadas en sus respectivos papeles, mientras que cuando «hacemos juntos», los límites se difuminan a favor de compartir y crear conjuntamente.

Cada uno de estos enfoques es legítimo, en función de la situación. Como explica Meriam Longomba, responsable de divulgación pública de Secours Catholique, «incluso en un acto participativo, ‘hacer cosas juntos’ no significa obligar a la gente a hacer cosas, sino darles el espacio y la confianza para hacerlo».

Responder lo mejor posible a las necesidades

Una de las características específicas del trabajo conjunto es implicar a las personas a las que ayudamos desde la fase de concepción del proyecto o la acción, para acercarnos lo más posible a sus expectativas en lugar de imponerles soluciones.

Es el caso de la asociación Entourage, que ha desarrollado una aplicación móvil que pone en contacto a personas en situación muy precaria con sus vecinos; incluye un Comité de la Calle en sus órganos de gobierno. «Desde que se fundó la asociación, la idea ha sido basarse en la experiencia de las personas que viven en condiciones precarias para crear, modificar o rechazar proyectos», explica Caroline de Pontac, directora general adjunta de la asociación. «Nuestro último proyecto de infraestructuras deportivas, por ejemplo, surgió íntegramente de este comité», añade.

También por este motivo, la Fundación Abbé Pierre, en el marco de su programa «Apoyar el compromiso de los vecinos», ha optado por financiar directamente a asociaciones de barrios desfavorecidos. France Michel, directora adjunta de misiones sociales de la Fundación, describe la gran creatividad que han demostrado estas pequeñas organizaciones, especialmente durante la crisis sanitaria. «Al dar a las personas afectadas los medios para expresarse y desarrollar proyectos colectivos, también contribuye a reconocer la capacidad de acción de cada cual», afirma.

«Aprovechar la experiencia de la gente para crear», Caroline de Pontac (Entourage)

En el Albergue 15 de París, voluntarios y residentes preparan el almuerzo.

Reconocer a los demás y sus talentos

Trabajar juntos significa reconocer a los demás como sujetos y protagonistas. La necesidad de reconocimiento es fundamental para todo ser humano. Siguiendo los pasos de Hegel y Durkheim, el sociólogo Serge Paugam demuestra en La desqualification sociale que, para las personas excluidas, el hecho de contar para la sociedad es casi más importante que contar en la sociedad. Como explica Charles, uno de los residentes discapacitados de una casa compartida de Simon de Cyrène: «Me cuidan desde hace diez años, así que vine aquí porque nos cuidamos unos a otros, todos somos útiles para los demás».

Trabajar juntos permite sacar a relucir las habilidades de cada uno. Meriem Longomba, del Secours Catholique, explica que gracias a la organización compartida de las fiestas de Nochebuena, una de las personas acogidas le reveló que había sido pastelera en su país de origen. Y esa es exactamente la premisa de Les Petites Cantines, una asociación que reúne a personas de un mismo barrio para compartir una comida sin coste alguno. «Conocer a otros a través de nuestros talentos es una fuente inmensa de enriquecimiento y nos permite codearnos con personas que de otro modo no habríamos conocido», explica Ariane Derville, copresidenta de la asociación. También señala que «al preparar comidas juntos, todos desarrollan no sólo confianza en sí mismos, sino también en los demás».

Atreverse a encontrarse y ser creativo

El encuentro es la esencia del trabajo en común, que no es lo mismo que el apoyo entre iguales. «‘Hacer cosas juntos’ no es una cuestión de hacer cosas ‘entre sí’ (…) sino de hacer cosas ‘entre todos’. Trabajar juntos cuando todos tienen las mismas competencias, las mismas culturas (…) no es un ‘hacer’ en el sentido de una creación», analiza Roland Janvier, investigador en ciencias sociales. Y eso requiere valentía y creatividad.

Dos cualidades demostradas por Pierre Daix, un aficionado al culturismo que, tras un accidente de moto, se encontró en silla de ruedas. Al darse cuenta de que la mayoría de los pabellones deportivos no eran accesibles, en 2020 creó Adaptateam, una asociación de cross-training (sesiones de entrenamiento físico) en la que las sesiones se realizan por parejas formadas por una persona sin discapacidad y otra con discapacidad. «Una persona no está para ayudar a la otra, sino que hay un apoyo mutuo y un verdadero esfuerzo conjunto, y eso se nota en el disfrute compartido que surge en cada sesión», explica entusiasmado.

Una fuente de alegría

Trabajar juntos requiere valor para avanzar sin saber necesariamente adónde se va, creatividad y una gran capacidad de adaptación, pero también es una fuente de profunda alegría.

Por todas estas razones, la asociación Frédéric Ozanam (afiliada a la Sociedad de San Vicente de Paúl), que organiza estancias vacacionales para personas mayores y jóvenes voluntarios en el castillo de Monceau, cerca de Mâcon, eligió este modelo: «La gente viene sobre todo por los encuentros intergeneracionales, aunque el entorno sea magnífico», explica su presidente Éric Jeantet. «Y esto sólo es posible gracias a la amabilidad que cada uno debe mostrar para entenderse».

Una experiencia que transforma

Pierre Durieux, Secretario General de Lazare, asociación que desarrolla alojamientos compartidos para jóvenes trabajadores y personas sin hogar, constata a diario este enriquecimiento mutuo. «Sabíamos que la vivienda sería una oportunidad para nuestros amigos de la calle. Lo que descubrimos es que esta experiencia también transforma a los jóvenes profesionales que se involucran», relata. Y a continuación nos cuenta sus impresione: «Dan testimonio de la riqueza de pasar de una vida basada en la competición a otra basada en la comunión: las comidas compartidas, las confidencias… Vivir con personas en situación difícil me permite ser yo mismo, no esconder mis heridas».

En resumen, dice Pierre Durieux: «No hay personas a las que les vaya bien y otras a las que no. Hay compañeros que eligen crecer a través de los demás». ¿Y si al final fuera así para todos los que se comprometen a trabajar juntos?

Fuente: Mayo/Junio 2024, Ozanam Magazine
https://www.ssvp.fr/ozanam-magazine/dossiers/faire-ensemble-de-lengagement-la-joie-partagee

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1 Comentario

  1. MARIA TERESA BOTELLO GALVAN

    Excelente reportaje y muy bueno para reflexionar, para vivir el día a día; convivir con personas en situación de calle me permite ser yo misma y no esconder mis heridas.

    Responder

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