Esclavos y esclavas al igual que Jesús
Jesús toma la condición de esclavo y pasa por uno de tantos. Nos toca a los que buscamos seguirle hacernos humildes esclavos al igual que él.
Para los que tratamos de hacer nuestra la forma de ser y vivir de Jesús, ser primeros quiere decir ser esclavos (Mc 10, 43-45). Y la misma lección se nos enseña en el evangelio de hoy.
Hoy, critica Jesús la conducta de los escribas y los fariseos. Son ellos los sabios, entendidos y doctos. Por lo tanto, los toma el pueblo por maestros de la ley, a los que les toca estudiarla, interpretarla y explicarla. Pero ellos, en primer lugar, no hacen lo que dicen.
En segundo lugar, le complican de modo indebido la vida a la gente. Ella ya está cansada y agobiada. Mas los doctos no cargan el yugo que imponen a la gente ni le ayudan para que ella lo pueda soportar.
Son ostentosos, en tercer lugar. Es decir, todo lo hacen para lucirse. Buscan darles a conocer a todos que son maestros grandes, eminentes y ricos. Se presentan a la gente como dignos de honor, reverencia, y saludos y títulos más altos. De ese modo, dan a conocer también que vienen no para ser esclavos, sino para hacer esclavos de los demás.
Pero la dura crítica a los escribas y los fariseos no se la dice Jesús a ellos. Es que les habla él a la gente y a sus discípulos. Esto da a entender que se sirve Mateo de tal crítica para advertirles a la gente y a los cristianos. Es decir, no han de actuar al igual que los escribas y los fariseos.
Hacernos humildes esclavos al igual que Jesús
No, no quiere Jesús que seamos como los escribas y los fariseos. Nos quiere más bien humildes esclavos como él. Es por eso que nos llama a aprender de él, que es manso y humilde de corazón.
Y, por lo tanto, no nos deja él encumbrarnos sobre los demás. Después de todo, todos somos hermanos y hermanas. Pues uno solo es nuestro Padre y nuestro Maestro y nuestro Señor.
Con razón, pues, se nos urge no tener la pasión de parecer superiores, de ser maestros (SV.ES XI:238). Y está bien que se nos advierta también de «un excesivo clericalismo» que mantiene a los laicos al margen de las decisiones (EG 102). E impide la escucha que la sinodalidad exige.
Señor Jesús, haz que, al igual que tú, seamos esclavos hasta el fin, hasta entregar nuestros cuerpos y derramar nuestra sangre, hasta entregar nuestras propias personas. Concédenos que no obremos por ostentación y que nos dejemos guiar más bien por la humildad y consideremos siempre superiores a los demás.
5 Noviembre 2023
31º Domingo de T.O. (A)
Mal 1, 14b-2 – 2, 2b. 8-10; 1 Tes 2, 7b-9. 13; Mt 23, 1-12
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