“Perdón ilimitado”
Jos 3, 10-17; Sal 113; Mt 18, 21-19, 1.
Jesús rompe los viejos moldes: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete” es decir, siempre sin límite ni medida. Nos cuesta mucho perdonar y romper el círculo vicioso del odio y la venganza. Hay momentos en que explotan los nervios ante la ofensa y la injusticia y uno exclama: ¿Es que tengo que ser tonto y perdonar para ser bueno? y nos tienta el hacer una demostración de fuerza ante el insulto, la calumnia y el atropello. Lo más normal y también lo más fácil, es vengarse cuando uno puede o al menos guardar rencor a la expectativa. La venganza es el placer del ofendido, y el odio rencoroso el único haber seguro del más débil.
Lo difícil, lo que verdaderamente muestra fortaleza, magnanimidad de espíritu, madurez cristiana y humana, no es vengarse –eso lo hace cualquiera–, sino perdonar y romper la espiral de la violencia mediante el amor sincero y reconciliador. Perdonar es posible desde el ejemplo de Cristo. Como siempre, él práctico lo que nos enseñó y mandó. Desde la cruz víctima del odio mortal de sus enemigos optó por perdonar y pedir al Padre que perdonara porque no saben lo que hacen.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Eugenio Lozano Cervantes, laico de la Familia Vicentina de Guadalajara.
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