“Lo del César al César y lo de Dios a Dios”

Tob 2, 9-14; Sal 111; Mc 12, 13-17.

Los principales opositores en la vida pública de Jesús fueron los fariseos, que siempre tienen la mirada puesta en él buscando algo de que acusarlo. Lo vemos hoy, con una pregunta capciosa que ponía a Jesús en un dilema: ¿Es lícito pagar el impuesto al César?, cuestionan al Señor con una doble intención. Jesús tenía que medir sus palabras, era difícil dar una respuesta afirmativa o negativa. Si proponía pagar el tributo, perdería el afecto del pueblo; si lo rechazaba, aparecería como enemigo de Roma.

Pero él no se queda en silencio y reacciona frente a ellos reprochándoles su hipocresía y los pone de frente a sus deberes cívicos y religiosos: Den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. En esto, el Señor nos recuerda nuestros deberes como ciudadanos, al tiempo que enfatiza nuestro deber de corresponder a la bondad de Dios, quien nos da todo.

En un momento de oración pidamos por nuestra Iglesia y nuestros gobernantes, para que no se dejen corromper por el poder y el dinero, sino que todos trabajemos por construir una Iglesia fraterna y una sociedad en la que se viva la justicia.

Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: P. César Cruz Gálvez C.M., formador en el Seminario Vicentino de Lagos de Moreno, Jal., México.