Jesús, el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin, es Emmanuel, Dios-con-nosotros.  Está siempre con nosotros, hasta el fin. 

Proclama el primer capítulo del evangelio de Mateo que Jesús es Emmanuel, Dios-con-nosotros.  Y nos cuenta el último capítulo que promete Jesús estar con sus discípulos todos los días, hasta el fin del mundo.  Se puede decir, sí, que el principio es el fin.

Y no solo nos encontramos con Emmanuel al comienzo y al final.  Figura también Galilea al comienzo y al final.  Allí se presentó Jesús a sus discípulos e inició su ministerio público.  Y allí también, parece despedirse él ahora de sus discípulos y terminar su ministerio público.

Mas solo parece, sí, que esto lo hace Cristo resucitado.  Pues, de hecho, no se despide él de forma expresa.  Lo que hace él de modo claro es encomendarles a los discípulos una gran misión.  La de ir y hacer discípulos de todos los pueblos.  De bautizarlos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espiritu Santo.  Y de enseñarles a guardar todo lo que ha enseñado Jesús.

Y no le molesta que vacilen unos discípulos.  Pues lo decisivo para que se cumpla la misión es su pleno poder.  Y también el ser Emmanuel él, el estar él todos los días con sus misioneros, hasta el fin del mundo.

Así que no se trata de su despedida sino de su presencia.  Todo tiene que ver, no con terminar su misión, sino con continuarla y promoverla.  Y exige esto que vuelvan los misioneros al comienzo, a la escuela de Jesús en Galilea, en la que aprenderán cómo conseguir ser amigos de él.  Donde se dedicarán a él y a su enseñanza de palabra y de obra.  Y se comprometerán a seguirle para obrar con él en buscar primero el reino de Dios y su justicia, y ser la Buena Noticia para los pobres.

Señor Jesús, invítanos a venir a verlo, para que nuestra vida esté oculta en ti y llena de ti (SV.ES I:320).  Y para que nos des tú el Espíritu de sabiduría y nos hagamos nosotros hombres y mujeres de tu escuela en Galilea.  De este modo, lograremos ser para los demás lo que tú eres para nosotros, es decir, Emmanuel, Dios-con-nosotros, y amar hasta el fin, hasta entregar nuestros cuerpos y derramar nuestra sangre, y elevarnos.

21 Mayo 2023
Ascensión del Señor (A)
Hch 1, 1-11; Ef 1, 17-23; Mt 28, 16-20