Misa anual de la Sociedad de San Vicente de Paúl en Irlanda, retrasmitida por televisión

por | Ene 1, 2023 | Formación, Sociedad de San Vicente de Paúl | 0 comentarios

El 27 de noviembre se celebró la misa dominical anual de la Sociedad de San Vicente de Paúl, retransmitida por RTÉ (canal nacional de televisión irlandesa).

Presidió la celebración el asesor espiritual nacional de la SSVP, P. Paschal Scallon CM. La misa contó con la participación de empleados y miembros de la SSVP de toda la isla de Irlanda. Fue una maravillosa oportunidad para que la Familia Vicenciana se reuniera.

A continuación, la homilía del P. Paschal Scallon CM en la misa de RTÉ:

Hace pocos días, la población mundial superó los 8 mil millones. Somos 8.000 millones de personas buscando respirar y prosperar en este planeta. En otra parte del universo, donde una Tierra como la nuestra puede dar vueltas en el tiempo, nuestros homólogos podrían maravillarse de lo bien que les va.

Pero, aquí, la noticia de que habíamos superado los 8.000 millones parecía inquietarnos. ¿Será nuestro florecimiento nuestra ruina? Tememos ser demasiados, utilizar demasiados recursos de la Tierra y tener que retroceder a una porción cada vez más pequeña de la superficie terrestre a medida que más y más partes del planeta se vuelvan inhabitables.

Al llegar a una conclusión tan desalentadora, es posible que no hayamos sabido distinguir entre nuestra capacidad de prosperar y nuestra capacidad de ser rapaces y explotadores. Y, detrás de ello, se esconde una incapacidad para apreciar nuestro ser humano y vivir bien en nuestra propia piel.

Eso sí, los asuntos humanos pueden erizarnos la piel. Pero, en nuestra ansiedad por alcanzar los 8.000 millones, con todas las implicaciones para el planeta, ¿realmente imaginamos que el mundo estaría mejor sin nosotros? ¿Realmente esperamos la extinción?

Hay otra idea, mucho más sana y santa, que afirma el ser humano y le confiere una dignidad que podemos olvidar.

Al comienzo del Adviento, empezamos a contemplar algo todavía demasiado grande para la imaginación humana. Incluso los devotos se preguntan qué significa el nacimiento de Jesús. Cada año nos encaminamos hacia Belén y la Navidad sin apenas poder creer.

La Navidad, y el tiempo de Adviento que la precede, y las semanas posteriores, nos llevan a la revelación de que la confianza más profunda y duradera en nuestro ser humano reside en la conciencia de que, al estar hechos a imagen de Dios, los seres humanos reflejan la imagen de Dios, y quien nos asegura esto es el propio Cristo, la Palabra, la sabiduría, la naturaleza y el carácter, el genio y la creatividad del Dios que creemos que es el autor de la vida.

Si esto es cierto, ¿por qué habríamos de admitir que una humanidad floreciente debe necesariamente destruir la tierra?

El profeta Isaías apareció en la historia de Israel en un período totalmente sombrío para el pueblo judío. Pero él les habla del retorno del exilio y de la restauración de la bendición que Israel siempre pensó que tenía, pero que había dado por sentada. Isaías afirma la luz que Israel es para el mundo y les dice que, con su ejemplo, los pueblos del mundo convertirán sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en hoces.

Los que estamos aquí, celebrando la Misa con ustedes esta mañana, somos miembros de la Sociedad de San Vicente de Paúl o de otras ramas de la Familia Vicenciana. En el corazón de lo que hacemos y por qué lo hacemos está nuestra decidida creencia de que todo el mundo en nuestro país tiene una dignidad, que nunca debe ser socavada o ignorada. Nadie debe ser dejado de lado ni olvidado, ni se le debe hacer sentir que sería mejor que no existiera.

La tradición vicenciana se basa en la vida y el ejemplo de personas como san Vicente, santa Luisa de Marillac y el beato Federico Ozanam y tantos otros de hoy día como el padre Vitaliy Novak, un misionero paúl que trabaja en Ucrania.

La paz no es una quimera, ni para uno mismo ni para el mundo. Puede suceder, pero se basa en la confianza que tenemos en lo que somos ante Dios y ante los demás. Si podemos apoyarnos los unos a los otros en las pequeñas cosas que fortalecen nuestra dignidad humana, podemos profundizar en la fe que nos permite vivir en la tierra creyendo en nuestra capacidad de hacerlo bien y como es debido, sin tener miedo los unos de los otros ni de nosotros mismos.

Fuente: https://www.vincentianfamily.ie/

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