Dios está con nosotros | Cuarta semana de Adviento

por | Dic 19, 2022 | Formación, Reflexiones | 0 comentarios

Un viaje de Adviento con Santa Isabel Ana Seton | Una serie de cinco partes

«Mira, la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán el nombre de Emmanuel, que significa ‘Dios está con nosotros'» (Mt 1,23).

Durante cientos de años, esa profecía de Isaías —Dios que viene a habitar con su pueblo— reconfortó los corazones del pueblo judío. A través del exilio y la opresión, se aferraron a las palabras de Isaías.

Entonces, un ángel repitió esas palabras a san José, no como una promesa de lo que iba a venir, sino como una declaración de lo que era: María, la prometida de José, llevaba a ese niño en su vientre. Dios ya estaba con su pueblo. Sólo que ellos no lo sabían.

Sueño de San José, Gerard Seghers, 1591-1651

Las palabras del ángel eran un presagio de la alegría por venir, ya que cada vez más personas lo sabían. Esa alegría llegó primero a la Virgen, luego a José, y después se extendió lentamente, desde los pastores hasta Ana y Simeón y, finalmente, a todos los que se encontraron con Jesús y lo reconocieron por lo que era.

A pesar de la confusión, la persecución, el dolor y la pérdida, todos los que encontraron a Jesús y creyeron también encontraron la alegría. Experimentaron la paz y el consuelo duradero de «Dios con nosotros».

Por eso, aunque reflexionemos sobre las tinieblas, el arrepentimiento y la larga espera del mundo por su salvador, el Adviento permanece siempre impregnado de alegría. Nos lleva a un encuentro con Jesús, que es a la vez nuestra alegría y de quien brota toda experiencia de alegría.

Pero esto no sólo es cierto en el Adviento. Todo encuentro con Jesús es un encuentro con la alegría. Y así, cuando permanecemos cerca de él, la alegría puede florecer, incluso en medio de un gran sufrimiento.

La vida de santa Isabel Ana Seton fue, en muchos sentidos, como un largo Adviento. La oscuridad del dolor y la pérdida la cubrió desde el principio hasta el final. El dolor por sus fracasos y carencias marcó su vida adulta. Y a través de todo ello, vivió en un estado perpetuo de espera: matrimonio y bebés, curación y seguridad, paz en su comunidad y descanso del mundo. Pero junto a la oscuridad, el arrepentimiento y la espera, estaba la alegría.

Cuando Isabel estaba agobiada por su quinto hijo y veía fracasar el negocio de su marido, experimentó un profundo despertar religioso, lo que ella llamó «el natalicio de su alma». «Nunca hubiera pensado en un gozo así en este mundo», escribió, describiendo su encuentro con Dios. «La noche pasada fue sin duda un anticipo del mundo por venir».

Más tarde, mientras se enfrentaba a la pobreza, al alejamiento de la familia y los amigos, y a la pérdida de su lugar en la sociedad, escribió sobre el éxtasis que experimentó al recibir la Santa Comunión por primera vez. «Por fin, DIOS ES MÍO Y YO SOY SUYA».

La Madre Seton seguía sufriendo. Sentía dolor. Pero en medio de ese dolor, perduraba la alegría. No por la vida que era, sino por la vida que esperaba: la vida eterna con Jesús. Escribiendo poco antes de su muerte, después de perder a otra querida hermana, habló de cómo «se sentía feliz, contenta, abrazando mi suerte con… alegría».

Pero, añadía, eso era porque «no tengo el poder de desear o preocuparme por nada más que el cielo y la eternidad».

A medida que el Adviento se acerca a su fin, busca esa alegría: la alegría del niño en el pesebre. No importa qué pena te acompañe en el tiempo de Navidad, mantén tus ojos fijos en él, sabiendo que Dios no sólo está con nosotros, sino contigo. Y alégrate.

Preguntas para la reflexión

  1. ¿Te describirías como una persona alegre? ¿Por qué sí o por qué no?
  2. ¿Has experimentado alguna vez la alegría en momento de sufrimiento? ¿Qué lo hizo posible?
  3. ¿Qué puedes hacer para mantener el encuentro con Cristo, fuente de toda alegría, en el centro de tus celebraciones navideñas?

INTRODUCCIÓN | Un viaje de Adviento con Santa Isabel Ana Seton

PRIMERA SEMANA | La esperanza en la oscuridad

SEGUNDA SEMANA | Confiar en Dios y arrepentirse

SEMANA TRES | Esperando al Señor

SEMANA CUARTA | Dios está con nosotros

Emily Stimpson Chapman es una galardonada escritora católica residente en Pittsburgh, Pennsylvania. Sus libros incluyen The Catholic Table: Finding Joy Where Food & Faith Meet [La mesa católica: encontrar la alegría donde la comida y la fe se encuentran] (Emmaus Road, 2016); The American Catholic Almanac: The Patriots, Saints, Rogues, and Ordinary People Who Changed America [El almanaque católico americano: Los patriotas, los santos, los pícaros y las personas corrientes que cambiaron América] (Image, 2014), These Beautiful Bones: An Everyday Theology of the Body [Estos hermosos huesos: Una teología cotidiana del cuerpo] (Emmaus Road, 2013), and The Catholic Girl’s Survival Guide for the Single Years [Guía de supervivencia de la chica católica para los años de soltería] (Emmaus Road, 2012).  Emily escribe regularmente sobre «todos los temas católicos», desde la política y la catequesis hasta la educación superior y los medios de comunicación, con un enfoque especial en las enseñanzas de la Iglesia sobre el matrimonio, la sexualidad y la feminidad. Puedes encontrar sus últimos contenidos en Instagram (@emilystimpsonchapman) y enlaces a sus blogs, boletines y otros contenidos en su página de Linktree.

Fuente: https://setonshrine.org/

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