“¿No estoy yo aquí que soy tu Madre?”
Sir 24, 23-31; Sal 66; Gal 4, 4-7; Lc 1, 39-48.
“Yo no voy a misa el domingo, pero el 12 de diciembre aquí estoy, con mi virgencita chula”. Esta frase es más común de lo que quisiéramos. Pero no hace más que manifestar el inmenso amor del pueblo hacia la Virgen.
San Lucas nos presenta el episodio de la Visitación, que destaca de manera perfecta el hecho de que la Virgen María es medio de santificación, ya que es a través de su visita y su saludo que Santa Isabel queda llena del Espíritu santo.
Fue esa misma Virgen quien trajo un hermoso mensaje a América, a la “Nueva España”, en un tiempo muy marcado en el devenir de la historia de nuestro pueblo mexicano.
¿Con qué objeto? Formar un nuevo pueblo: no mexica, no español, sino la nueva raza de bronce: (“Y le dirás cómo yo te envío, para que le descubras cómo mucho deseo que aquí me provea de una casa, me erija en el llano mi templo”; NM 33). Dios, en su infinita bondad, ha permitido que este pueblo y todo Latinoamérica, vaya creciendo en la fe y la esperanza tomado de la mano de la Santísima Virgen María de Guadalupe; la manifestación más antigua de Nuestra Señora que, además, nos dejó su imagen.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Alonso Palafox Tejeda
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