“Me he hecho débil con los débiles”
1 Cor 9, 16-19.22-27; Sal 83; Lc 6, 39-42.
¿Cómo nos atrevemos siquiera a sugerir cómo deben ser o vivir los demás?
¿Quién nos ha puesto a unos por encima de otros? ¿No somos todos hermanos, hijos de un mismo padre?
Asumir la debilidad del otro es propio de cristianos. Comparto una serie de lecciones de vida adquiridas en el servicio a personas en situación vulnerable:
–Con los presos he aprendido que nadie merece nada, todos recibimos la vida como gracia, como regalo.
–Con los enfermos terminales he aprendido que el tiempo es lo más importante.
–Con las personas en situación de calle he aprendido que no hay que tomarse la vida tan en serio.
–Con los ancianos he aprendido que al final nosotros somos nuestros únicos jueces.
–Con los indígenas he aprendido que existen mil y una maneras de comprender el universo.
–Con los niños aprendí que venimos al mundo a vivir y no a producir.
Y en todos y cada uno de los casos, ellos no son pobres, son rostros diversos de lo que significa ser humano y vulnerable. Eso que también soy yo.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Carlos Regino Villalobos E. C.M.
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