Guión para la Eucaristía en la fiesta de Santa Luisa de Marillac

por | May 6, 2022 | Formación | 0 comentarios

Les ofrecemos una ayuda litúrgica para la celebración de la solemnidad de Santa Luisa de Marillac. Sigue el libro de las Misas Propias de la Familia Vicenciana. En esta ocasión se pretende subrayar el aspecto laical (misión compartida) de nuestro carisma. Ustedes pueden acomodar el esquema según sus circunstancias.

CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTÍA

Ambientación

San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac vivieron juntos su vocación y misión. Ambos son el manantial de donde brota la espiritualidad vicenciana y el fundamento que la sostiene, espiritualidad de la que este año celebramos sus 400 años de andadura.

En la solemnidad de Santa Luisa de Marillac, nos reunimos para festejarla y reconocerla. Cuantos formamos la Familia Vicenciana somos deudores de sus aportaciones personales al tesoro común de nuestra herencia. Todos venimos a beber de su raudal de entrega desbordante, hasta el agotamiento, al servicio de los necesitados; todos queremos aprender de su personal estilo de evangelización, que desplegó en la formación de las nacientes Voluntarias de la Caridad; todos queremos saber integrarnos en una misión compartida como la que ella vivió con Vicente de Paúl. Todos necesitamos empaparnos de estas tres vertientes de su acción apostólica: misión compartida, formación de líderes, entrega incondicional al servicio de los necesitados. Su profunda vivencia espiritual fue la impronta que quedó plasmada en la identidad de sus hijas. Desde entonces, ser Hija de la Caridad es ser espejo del alma de Santa Luisa de Marillac. Desde entonces, todos los vicencianos la tenemos por guía luminosa que modela nuestra acción apostólica.

Gracias, Santa Luisa. Ilumínanos y transforma nuestros corazones con la sutileza con la que condujiste a las damas de la alta sociedad parisina en ayuda de los necesitados. Como ellas, también nosotros, fascinados por la vaciedad de nuestra sociedad, necesitamos tu ayuda para poner nuestro corazón rumbo a los pobres. Hoy acudimos a ti, ayúdanos.

Canto de entrada

Antífona de entrada (2 Cor 5, 14-15)

Nos apremia el amor de Cristo para que los que viven ya no vivan para sí,
sino para el que murió y resucitó por ellos.

Se dice o se canta el Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Oh Dios, fuente y premio de la caridad,
que, por medio de tu Hijo hecho hombre,
entregaste a la Iglesia el mandamiento del amor;
concédenos que, siguiendo los ejemplos de santa Luisa de Marillac,
entreguemos nuestra vida al servicio del prójimo
y merezcamos conseguir el reino prometido a tus elegidos.
Por nuestro Señor Jesucristo.

LITURGIA DE LA PALABRA

Monición a las lecturas

San Vicente dijo que los pobres nos abrirán la puerta de los cielos. Antes ya lo había dicho Jesús: “Venid, benditos de mi Padre”. Como escucharemos en la proclamación de la palabra, San Pedro, en Jafa, lo había puesto en práctica con Tabita, la primera “voluntaria de la caridad” cristiana.

Hubo un día, en el cielo, en el que corrió como la pólvora la noticia: “Llega Luisa”. Cuantos habían recibido sus servicios salieron a recibirla y a acompañarla para dar testimonio de su caridad ante el Padre celestial. ¿Cómo podría el Señor regatearle algo a quien los hambrientos y marginados de la tierra alaban y respaldan? Aquel día fue el final feliz de una vida comprometida con los pobres. Escuchemos con atención la proclamación de la Palabra de Dios.

PRIMERA LECTURA

Lectura del Profeta Isaías (58, 1a.6-11)

Esto dice el Señor Dios: Grita a plena voz, sin cesar, alza la voz como una trompeta: ¿es ése el ayuno que el Señor desea para el día en que el hombre se mortifica? Mover la cabeza como un junco, acostarse sobre saco y ceniza, ¿a eso llamáis ayuno, día agradable al Señor?

El ayuno que yo quiero es éste –oráculo del Señor–: abrir las prisiones injustas, hacer saltar los cerrojos de los cepos, dejar libres a los oprimidos, romper todos los cepos; partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, vestir al que ves desnudo, y no cerrarte a tu propia carne.

Entonces nacerá una luz como la aurora, enseguida te brotará la carne sana; te abrirá camino la justicia, detrás irá la gloria del Señor. Entonces clamarás al Señor y te responderá; gritarás y te dirá: Aquí estoy. Porque yo, el Señor tu Dios, soy misericordioso. Cuando destierres de ti la opresión, el gesto amenazador y la maledicencia, cuando partas tu pan con el hambriento y sacies el estómago del indigente, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía. El Señor te dará reposo permanente, en el desierto saciará tu hambre, hará fuertes tus huesos, serás un huerto bien regado, un manantial de aguas cuya vena nunca engaña.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL (Sal 32, 2-3.17.18.19.23)

R/ Clama el pobre y el Señor lo escucha.

V/ Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.

V/ Pero el Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias. R/.

V/ El Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a Él. R/.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de los Hechos de los Apóstoles (9, 36-42)

Había en Jafa una discípula llamada Tabita (que significa Gacela). Tabita hacía infinidad de obras buenas y de limosnas. Por entonces cayó enferma y murió. La lavaron y la pusieron en la sala de arriba.

Lida está cerca de Jafa. Al enterarse los discípulos que Pedro estaba allí, enviaron a dos hombres a rogarle que fuera a Jafa sin tardar. Pedro se fue con ellos. Al llegar a Jafa lo llevaron a la sala de arriba, y se le presentaron las viudas mostrándole con lágrimas los vestidos y mantos que hacía Gacela cuando vivía. Pedro mandó salir fuera a todos. Se arrodilló y se puso a rezar y dirigiéndose a la muerta dijo: Tabita, levántate.

Ella abrió los ojos y al ver a Pedro se incorporó. Él la cogió de la mano, la levantó y llamando a los fieles y a las viudas, se la presentó viva. Esto se supo por toda Jafa, y muchos creyeron en el Señor.

Palabra de Dios.

Aleluya cantado.

ALELUYA (Mt 25, 34)

Venid vosotros, benditos de mi Padre, dice el Señor,
heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo (25, 31-46)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos. Cuando venga en su gloria el Hijo del Hombre, y todos los ángeles con Él, se sentará en el trono de su gloria y serán reunidas ante Él todas las naciones. Entonces separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Dirá el rey a los de su derecha:

Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme.

Entonces los justos contestarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?, ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? Y el rey les dirá: Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno solo de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis.

Y entonces dirá a los de su izquierda: Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer; tuve sed y no me disteis de beber; fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel y no me visitasteis.

Entonces también éstos contestarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos? Y Él replicará: Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo. Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.

Palabra del Señor.

Se dice el Credo.

ORACIÓN DE LOS FIELES

Hermanos, por intercesión de santa Luisa de Marillac, pidamos que el Señor nos conceda las actitudes que hicieron de ella una evangelizadora integral. Respondamos: Te lo pedimos, Señor.

Santa Luisa, tú que mantuviste en todo momento una docilidad amorosa y reverente hacia el Papa y los Obispos, haz que acojamos las enseñanzas que proceden de nuestros pastores. Roguemos al Señor.
R/. Te lo pedimos, Señor.

Santa Luisa, hija obediente de la Iglesia, intercede para que todos los miembros de la Familia Vicenciana podamos asumir la misión compartida de evangelización y servicio que el Señor nos confió. Roguemos al Señor.
R/. Te lo pedimos, Señor.

Maestra eminente y guía indiscutible de la formación de las Voluntarias de la Caridad, ilumínanos para que sepamos trasmitir los auténticos valores que integran la herencia de la Familia Vicenciana. Roguemos al Señor.
R/. Te lo pedimos, Señor.

Guía luminosa, derrama tu bendición sobre tus hijas, las Hijas de la Caridad de todo el mundo, para que tu inspiración aliente su vocación, su vida comunitaria y su servicio a los pobres y marginados de nuestro mundo. Roguemos al Señor.
R/. Te lo pedimos, Señor.

Servidora incondicional de los marginados, alcánzanos del Señor tu espíritu de servicio a cuantos admiramos tu entrega generosa y celebramos tu tierna delicadeza hacia los necesitados de ayuda. Roguemos al Señor.
R/. Te lo pedimos, Señor.

Madre y maestra de la Herencia Vicenciana iniciada hace 400 años, alcánzanos la bendición del Señor para que tus enseñanzas y tu espíritu sigan vivos y activos en toda la Familia Vicenciana. Roguemos al Señor.
R/. Te lo pedimos, Señor.

Escucha, Padre, nuestras súplicas y, por intercesión de Santa Luisa de Marillac, concédenos lo que te hemos pedido llenos de fe. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

LITURGIA EUCARÍSTICA

* Presentación de ofrendas

* Canto de ofrendas

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Mira, Señor, con bondad las ofrendas
que tu familia te presenta
en la solemnidad de santa Luisa
y concédenos que, participando en el misterio
de la caridad infinita de Cristo,
te encontremos a ti, única fuente del amor perfecto.
Por Jesucristo nuestro Señor.

PREFACIO

V/ El Señor esté con vosotros.

R/ Y con tu espíritu.

V/ Levantemos el corazón.

R/ Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V/ Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

R/ Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario
darte gracias y ofrecerte un himno
de bendición y alabanza,
Padre santo, Dios fiel y misericordioso,
y celebrar en la bienaventurada Luisa
tu admirable caridad.
Porque a ella le enseñaste
a mirar de tal modo la indigencia de los pobres
que llegara a ser testigo de tu amor en el mundo;
y a tu familia, que hoy se alegra con esta festividad,
la invitas a seguir las máximas evangélicas de la caridad
para instaurar el reino de la justicia y el amor cristiano.
Por eso, unidos a los coros angélicos,
te aclamamos llenos de alegría:

Santo, Santo, Santo

PLEGARIA EUCARÍSTICA

Puede utilizarse la plegaria:

* Nuevo Misal: D4: Jesús, que pasó haciendo el bien (Pg. 635-639).

* Antiguo Misal: V/c: Jesús modelo de caridad (Pg. 1062-1067)

Antífona de comunión (Mt 25, 40)

Como el Padre me ha amado, así os he amado yo;
permaneced en mi amor, dice el Señor.

Canto de comunión

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Nuestra caridad, Señor,
reciba continuo alimento de tu mesa celestial,
para que, imitando a santa Luisa de Marillac,
manifestemos en nuestras obras la fe que fomentamos en el corazón.
Por Jesucristo nuestro Señor.

BENDICIÓN SOLEMNE

Que el Señor, que hizo de santa Luisa de Marillac
un preclaro ejemplo del amor a los pobres
infunda en vosotros su ferviente caridad. Amén

Y por la piadosa intercesión de aquella cuya festividad celebráis,
os conceda cumplir con amor fraterno
vuestro deber para con los necesitados. Amén.

Para que, dedicando vuestra vida al servicio de los pbres,
podáis recibir la misericordia del Señor en este mundo y,
en el futuro, el reino prometido por Cristo a los misericordiosos. Amén.

Y la bendición de Dios misericordioso,
Padre, Hijo + y Espíritu Santo,
descienda sobre vosotros y permanezca siempre. Amén.

Canto final

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