Echamos a Dios la culpa de nuestros errores

por | Mar 4, 2022 | Formación, Reflexiones, Víctor Martell | 0 comentarios

Hace unos cuantos años le hicieron una entrevista a la hija de Billy Graham en el Early Show, Jane Clayson le preguntó, ¿ “Como pudo Dios permitir que sucediera esto?” (Se refería a los ataques del 11 de Sept.). Anne Graham dio una respuesta fabulosa llena de sabiduría. Ella dijo: “Al igual que nosotros, creo que Dios está profundamente triste, por este suceso”.

Durante muchos años hemos estado promulgando en la prensa radial y escrita diciéndole a Dios que salga de nuestras escuelas, que se salga de nuestro gobierno, lo hemos quitado de nuestra moneda, no permitimos que se hable de EL en ningún lado, ni siquiera que se haga referencia en nuestras conversaciones, ni en nuestras reuniones familiares, por aquello de hablar de religión o política trae disgustos. Y sintiendo en todo momento, un gran amor por todos nosotros, sencillamente se ha retirado tranquilamente. “¿Cómo podemos esperar que Dios nos de su bendición y su protección cuando le hemos exigido que nos deje solos?”.

Cada día vemos en las noticias los ataques terroristas, las balaceras en las escuelas, el comportamiento hostil de los estudiantes hacia sus maestros y padres y yo creo que todo comenzó cuando Madeleine Murray O’ Hare (mas tarde fue asesinada) se quejo de que no quería que se rezara en nuestras escuelas. Más tarde alguien dijo que será mejor que no se lea la Biblia en las escuelas. La Biblia habla de los mandamientos,  de no mataras, no robaras, amaras a tu prójimo como a ti mismo. Esto creen ustedes que puede ser dañino para un estudiante.

En otra oportunidad el Dr. Benjamín Spock recomendó que no debiéramos pegarle a nuestros hijos, cuando se portan mal porque sus pequeñas personalidades se truncan y podemos lastimar su autoestima. (El hijo del Dr. Spock se suicido). En ese momento se acabo la era del “rejo”, aunque todos sabemos que una nalgada a tiempo,  tiene un gran valor para el futuro.

Otro gran ejemplo es que en una oportunidad alguien dijo, dejemos que nuestras hijas aborten  si quieren y ni siquiera tienen que decirle a sus padres, de ahí en adelante las jóvenes se iban a hacer un aborto sin pensar que estaban matando a un ser inocente, para darle más fuerza a esto un consejero de administración de las escuelas dijo, ya que los muchachos siempre van a ser muchachos y de todos modos lo van a hacer, démosle a nuestros hijos todos los preservativos  que quieran para que puedan divertirse al máximo y no tenemos que decirle a sus padres,  que se los dimos en la escuela.

Ente otras muchas cosas, comenzaron a imprimir revistas con fotografías de mujeres desnudas y cuando alguien reclamo la respuesta fue, esa es una apreciación sana y realista de la belleza del cuerpo femenino, mas tarde se empezaron  a distribuir en el internet,  las fotos de niños desnudos, levantando una ola de hombres pedófilos, que tanto daño han hecho a nuestra juventud.

Ahora nos peguntamos el porqué de nuestros niños no tengan conciencia, y es porque no saben distinguir entre el bien y el mal, ya no les preocupa matar a desconocidos, a sus compañeros de clase, sus maestros o a ellos mismos. Lo tienen en su casa con música moderna que excita a violaciones, sexo ilícito, películas donde la violencia impera y el uso de las drogas y no registramos lo que ven en el internet, porque con eso estamos infringiendo su privacidad. Sin embargo,  debido a esta falta de chequeo estamos cada día, viendo el aumento de la pornografía y los lugares que la promueven,  siendo una industria de millones de pesos, haciendo que  los funcionarios y el gobierno mire para otro lado.

Es curioso cómo la gente envía a Dios a la basura y luego le pregunta porque el mundo está en proceso de destrucción, cerramos nuestros ojos a las vulgaridades que salen en la televisión hasta en las horas que más se ve y como los artículos que corren por el ciberespacio son lujuriosos, obscenos y llenos de pornografía.  Pero la discusión de Dios en público de sus enseñanzas, de su doctrina social, está prohibida en las escuelas, los espacios de trabajo y hasta muchas veces, en nuestra propia familia.

Mis queridos lectores, estamos recogiendo lo que hemos sembrado, a veces, nos preocupa mas, lo que la gente piensa de nosotros,  de lo que Dios piensa de nosotros, hagamos un examen de conciencia y llegaremos a la tiste realidad que nosotros somos los culpables de este mal, que podemos frenar si tenemos voluntad,  lo único que debemos hacer es seguir los pasos de Cristo y veremos cómo el mundo cambia, al igual que nosotros.

Por Víctor Martell

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