Novena a san Vicente de Paúl 2021: Día 8

por | Sep 25, 2021 | Formación, Reflexiones | 0 comentarios

Oración:

¡Oh Dios, Padre amoroso! Que por tu gran bondad nos has llamado a ser Evangelizadores de los pobres, siguiendo los caminos de tu Hijo amado Jesucristo, ayúdanos, con el ejemplo de San Vicente de Paúl, a ser diligentes y audaces ante las necesidades de nuestros hermanos, con un corazón sensible ante los sufrimientos. Concédenos, por tu Espíritu Santo, ser capaces de anunciar, practicar y testimoniar el Reino de Dios en todos los lugares del mundo, para que ninguna periferia se prive del anuncio gozoso de la Salvación.

Que al contemplar a tu Hijo hecho hombre, podamos pasar de la mesa de la Palabra y de la mesa de la Eucaristía a la mesa de los Pobres, para compartir con los demás el Pan de Vida. Danos la capacidad de ser hombres y mujeres que encarnemos una verdadera espiritualidad para responder a los desafíos de hoy, en medio de esta pandemia y sus consecuencias. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amén

Oración a san José

(propuesta por el papa Francisco en el año de san José)

Salve, custodio del Redentor y esposo de la Virgen María. A ti Dios confió a su Hijo, en ti María depositó su confianza, contigo Cristo se forjó como hombre.
Oh, bienaventurado José, muéstrate padre también a nosotros y guíanos en el camino de la vida. Concédenos gracia, misericordia y valentía, y defiéndenos de todo mal. Amén.
Padrenuestro.

Padre Nuestro…

Oración a la Virgen:

(De los escritos de san Vicente de Paúl)

Santísima Virgen María ayúdanos a estar dispuestos a practicar las máximas evangélicas, te pedimos que llenemos de ellas nuestro espíritu, llenemos nuestro corazón de su amor y vivamos en consecuencia. Por tu intercesión ya que, mejor que ningún otro, penetraste el sentido de esas enseñanzas y las practicaste. Para esperar que, al vernos aquí en camino de vivir según estas máximas, nos serán favorables en el tiempo y en la eternidad.

¡Oh, santísima Virgen, pide al Señor este favor, pídele una verdadera pureza para nosotros, para toda la familia vicentina! Esta es la súplica que te hacemos. Amén.

Dios te salve…. Gloria…

OCTAVO DÍA
San Vicente de Paúl y la obediencia

Signo: Un camino con muchas señales de dirección, y en el centro la cruz y la frase: “Cristo obediente hasta la muerte y una muerte de cruz”.

Canción: Un amor ardiente a Jesucristo

Iluminación Bíblica: Juan 6, 37-40

Todo lo que me dé el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré fuera; porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Y esta es la voluntad del que me ha enviado; que no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite el último día. Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día».

Palabra del Señor.

Escuchemos a San Vicente de Paúl:

Tenéis que obedecer también a la dirección de la divina Providencia, aceptando y recibiendo de la mano de Dios todo lo que se os mande.

Pero, hijas mías, veamos qué razones tenemos para obedecer. La primera es que la obediencia es tan agradable a Dios, que nos ha hecho decir por los santos Padres de la Iglesia que valía más que el sacrificio. Pues bien, mis queridas hermanas, no ignoráis la grandeza del sacrificio, puesto que en todo tiempo Dios ha hecho que se le ofrecieran sacrificios para aplacar su divina justicia, justamente irritada contra el hombre a causa de sus pecados; y puesto que él ha dicho, por la voz de la Iglesia, que la obediencia vale todavía más, ved cuánto debéis estimarla.

Otra razón es que el Hijo de Dios ha querido sujetarse a ella y la practicó perfectamente durante treinta años, y la santísima Virgen, durante toda su vida, con san José. Se ha dicho del Hijo de Dios que fue obediente hasta la muerte de cruz. Hijas mías, ¿qué motivo más poderoso podríais tener para amar y practicar la santa obediencia? (IX, 82).

Reflexión:

La obediencia para él no es una obediencia ciega, sino una obediencia para el servicio y, en particular, para el servicio de los pobres.

Así pues, los superiores, aún siendo por tradición en sus decisiones los intérpretes de la voluntad de Dios, no por eso están habilitados para mandar, siguiendo su fantasía cualquier cosa, en nombre de la obediencia. Para ellos, igual que para los que han de obedecer, tanto el servicio de los pobres, como la misión es lo principal. La voluntad de Dios hay que interpretarla a la luz de este principio que, si “los pobres son nuestros señores y nuestros amos”, es por ellos por lo que el Señor se dirige a nosotros.

Los superiores en el ejercicio moral de sus funciones, están pues habilitados para decirnos la voluntad de Dios. “no es la superiora la que obedece, sino a Dios, que se la ha puesto para que conozca su voluntad” (IX, 959). La obediencia también afecta a los superiores. No tema someter su juicio y sus decisiones al consejo de otros, sobre todo, al consejo de personas que sus cargos hacen particularmente competentes, como son los hermanos en su oficio.

Preguntas:

  • ¿Cómo realizamos y verificamos nuestra adhesión a los planes de Dios en el diario quehacer de nuestras vidas? (profesional, comunitaria, diversos compromisos)
  • ¿Hacemos con otros, en plan de Iglesia, una relectura de los pequeños acontecimientos, así como de los grandes que tejen nuestras jornadas, con el fin de servir mejor a los pobres?
  • ¿Cómo aceptamos ser dependientes y solidarios de una comunidad, de un grupo, de un pueblo?

Gozos

“San Vicente de Paúl, enciende en nosotros el fuego de la caridad”

Fuego de la caridad, desde el campo a la ciudad,
como campesino o preceptor; de misionero a fundador.
La llama ardiente de tu celo, nos pone en la misión de quitar el velo
a los esclavos y a los afligidos, a quienes damos el Evangelio.

Tus hijos e hijas llevan con pasión tu heraldo,
en el firmamento luz ponderosa de tu amor nos guía
con la fuerza imperativa de amar sin miedo,
a quien sediento por la justicia corría.

En el horizonte nos invitas a fijar mirada,
amor efectivo reclaman los pobres;
que sea nuestra caridad inventiva y cimentada
para dar a Cristo en la tierra un mundo sin distinciones.

Padre de los pobres, predicador infatigable
del celo por las almas compártenos ejemplo;
para dar a los pobres testimonio fiable
que conduzcan al hombre a verdadero templo

¡El pueblo muere de hambre y se condena!
Urge llevar el pan con justicia,
que sólo por nuestro amor
los pobres nos perdonarán.

¡Oh Vicente de Paúl! Que no se halle en nosotros
un amor que sea subjetivo, ¡donativo debe ser!,
con el esfuerzo de nuestro brazos,
y en la frente el sudor, para dar a conocer al prójimo
el amor de nuestro Dios.

Misión y Caridad son las alas
que te llevaron al cielo,
a tu entrada, pobres y ricos te esperaban.
Gozosos tu hijos, mientras Cristo te coronaba
de laureles y santidad, padre y apóstol,
la Iglesia en ti se reflejaba.

Oración final al corazón de san Vicente de Paúl:

Oh Corazón de San Vicente que sacaste del Sagrado Corazón de Jesús, la caridad que tú derramaste sobre todas las miserias morales y físicas de su tiempo, alcánzanos de jamás dejar pasar a nuestro lado miseria alguna sin socorrerla.

Haz que nuestra caridad sea respetuosa, delicada, comprensiva, efectiva como fue la tuya. Pon en nuestros corazones una fe viva que nos haga descubrir a Cristo sufriente en nuestros hermanos desventurados.

Llénanos del celo ardiente, luminoso, generoso que jamás encuentre dificultad alguna en servirlos. Te lo pedimos, oh Corazón de Jesús por la intercesión de aquel, cuyo corazón no latía ni actuaba más que por impulso del tuyo. Amen

Descarga la novena completa pulsando aquí.

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