Portadoras y portadores de gozo y esperanza

por | Ago 11, 2021 | Formación, Reflexiones, Ross Reyes Dizon | 0 comentarios

De Jesús es la victoria que nos libra de la tristeza y la desesperanza de la muerte.  Quiere él que seamos portadoras y portadores de gozo y esperanza como su Madre.

La Virgen María es la Madre de los que formamos la Iglesia y hemos de llevar a Cristo a los demás.  Y él es la luz de las naciones y la gloria de Israel.  Se nos llama, por lo tanto, a ser portadoras y portadores de esa luz y de esa gloria.  Portadoras y portadores del gozo y la esperanza que brotan de la luz y la gloria.

Y para ser tales portadoras y portadores, nos basta con mirar con detenimiento y amor a María.  Nos da ejemplo para que nos portemos como ella y hagamos lo que ella.  Pero quedaremos cortos en tal mirar si no la dejamos mostrarnos a su Hijo.

Es que nada le gusta más que esto:  que nos centremos en Dios, en Jesús.  Así que no hemos de dar ni la impresión de que nos importa ella más que Dios o Jesús.  Se nos velará más que revelará el verdadero rostro de María si los devotos le perdemos de vista al Señor.

El verdadero rostro de María refleja el del Señor.  Ella se toma por su esclava.  Él la llena de gracia y gozo.  A su vez, la esclava se fija en su Señor (véase Sal 123, 2); busca lo que quiere él.  Es por eso que dice sí a su plan.  Y se deja la Virgen fecundar y guiar por el Espíritu Santo.

La más eminente de los portadores y portadoras de gozo y esperanza

Desborda ella de gracia y gozo.  Con prisa, pues, se pone en camino.  Y el camino no es fácil; lleva a la montaña para que se llegue a la casa de Isabel.  Pero está resuelta María a compartir el gozo con su prima y participar también de su gozo.

Sí, las dos son portadoras de gozo.  Se alegra Isabel por la grata sorpresa de una visita que le hace María; la proclama Madre del Señor.  A su vez, la que hace saltar de gozo a la criatura de Isabel da a Dios la gloria.  Alaba al Dios grande que ensalza a los pequeños y es la fuente de todo gozo.  Reconoce su poder y su misericordia; él despide vacíos a los ricos y colma de bienes a los hambrientos.

María, sí, es la primera de las personas que no se atribuyen el éxito a sí mismas (véase SV.ES VII:250).  Ella es la más eminente de los humildes a los cuales da Dios muchos dones (véase SV.ES I:235).  Y no hay duda de que es la más bendita de las portadoras y portadores de Cristo.  Lo es, pues ella es la Madre de Jesús.  Pero más que nada, es bendita por su fe y por oir la palabra de Dios y cumplirla (Lc 8, 21; 11, 27-28).

Y María es fiel a la Palabra hasta el fin.  Pues junto a la cruz está.  Participa, sí, de la entrega del cuerpo y del derramamiento de la sangre.  Es por eso que, «asunta en cuerpo y alma a la gloria celeste», es la primicia de los ensalzados por Cristo.  La Asunción de la Virgen María nos da la esperanza de llegar un día a la gloria del cielo.

Señor Jesús, haz que proclamemos siempre lo grande que es el Padre.  Y concédenos ser portadoras y portadores de tu luz y gloria llenos del Espíritu de gozo y esperanza.

15 Agosto 2021
Asunción de la Virgen María
Apoc 11, 19a; 12, 1-6a. 10ab; 1 Cor 15, 20-27; Lc 1, 39-56

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