Cómo decirte que te pago
si tú no me cobras nada,
aunque con desprecios te
recompenso, pero es lo
único que tengo.

Yo decía que con mi buena
valentía, yo te daba todo lo que
tenía, pero al verte como
siempre te veía, más bien
mi cobardía hacia su mejor
esfuerzo.

Todas las veces que te veía
siempre me recibías con mucha
alegría, aunque mi mayor
entrega de aquel día sería
un pedazo de pan con un
trago de café de tortilla.

Cuanto yo te visitaba, tu te
vestías con ropas de alcurnia
y alevosía, sin embargo
al mirarme por la ventana
cuando llegaba, yo me presentaba
con un harapo polvoriento
y un par de zapatos desgastados

Hoy, al ver tus ojos que me decían
que mi llegada no era para porfía,
el arribo y mi llegada han sido
con ropa limpia y sencilla, un
morral y sandalias finas.

Lo único que yo tenía,
ahora lo cambie por
lo que yo creía que sentías
y lo poco que te llevaba
ahora te entrego más de lo que
a ti servía.

No Señor, cada día para mi es
más que alegría, y sin tener que
pensar en una risa fingida
te entrego lo que para mi cuesta
mas que la valentía, eso es todo,
lo único que tengo, es lo mucho
que te entrego

Mario Andrez Gutierrez Hernández
Conferencia Santa Luisa de Marillac, Guatemala