Escoger al que nos escoge primero
Jesús es el que inicia y completa la misión de los que a quienes se digna escoger por pura iniciativa suya. Ellos, a su vez, fijan los ojos en él; les enseña a ser como él y hacer lo que él.
Es Jesús el que toma la iniciativa de escoger a los apóstoles, misioneros o enviados. De hecho, él los envía a predicar a los pobres la Buena Nueva «de palabra y de obra» (SV.EN XI:393).
Y se les envía a ellos de dos en dos. Es decir, su tarea es comunitaria. Se les designa, además, como testigos de Jesús y portadores de su presencia en medio de ellos (Mt 18, 16. 20).
Pero, claro, ser testigo y presencia en persona de Jesús supone conocimiento íntimo de él y estrecha unión con él. Es por eso que no se ha de perderle de vista. Tienen que escoger los misioneros con mayor conciencia al que no vacila en escoger a ellos. Pues si no, no les resultará fácil ser como el que se lo ha dignado escoger. Ni le será fácil hacer lo que él.
Podemos escoger a Jesús, pues nos escoge él primero.
Sí, se han de asemejar a Jesús los enviados a quienes tiene él a bien escoger; le tendrán que escoger. Pues él es su inspiración y su modelo. Y él es el primero que recorrer aldeas predicando, enseñando y sanando (Mc 1, 38-39; 6, 6). Por lo tanto, les tocará «llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio» (EG 20). Dejarán claro ellos que la autoridad que les da Jesús es para liberar a las gentes de lo que las esclaviza, oprime y deshumaniza.
Y serán como el que encarna la confianza en el Padre. Por lo tanto, no andarán afanados por lo que van a comer y beber, o con que se van a vestir. Ni darán la apariencia de ser oportunistas en busca de mejores tratos. Buscarán primero el reino de Dios y su justicia. Tendrán la confianza de que todo lo demás se les dará por añadidura; no se agobiarán por el mañana.
Llevarán consigo, pues, solo lo necesario, lo que contribuirá también a que vayan libres y ligeros a su misión. No se han de contar entre los instalados en puestos seguros. A éstos les cuesta dejar sus instalaciones y cambiar de esquemas. El afán por la propia seguridad los puede dejar sordos, como Amasías, a la palabra de Dios que exige justicia.
Los enviados de Jesús harán lo que Amós. No se encogerán ante el rechazo; insistirán, más bien, en lo nuevo y justo que quiere introducir Dios. Pero reconocerán también que la Buena Nueva no se tomará por buena si se impone con rigidez. Ella ha de traer la paz y la libertad.
Además, no se ha de olvidar que el éxito depende de la gracia de Dios (SV.ES VII:250). Y ésta tiene sus ocasiones (SV.ES II:381).
Señor Jesús, concédenos escoger a los pobres y tomarlos por «nuestros amos y señores» (SV.ES XI:862). Así seremos como tú y haremos lo que tú. Haz que captemos también la ocasión de gracia más grande. Es decir, cuando tú entregas el cuerpo y derramas la sangre por el reino y la justicia de Dios.
11 Julio 2021
15º Domingo de T.O. (B)
Am 7, 12-15; Ef 1, 3-14; Mc 6, 7-13
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