“Bienaventurados los pobres de espíritu…”
2 Cor 1, 1-7; Sal 33; Mt 5, 1-12.
Dejamos el evangelio de Marcos que veníamos leyendo y comenzamos a escuchar el sermón de la montaña en San Mateo. Es un discurso central donde se definen los fundamentos del Reino de Dios y los rasgos esenciales de los discípulos de Jesús. Comienza con las “Bienaventuranzas”, ocho declaraciones solemnes de bendición y de dicha.
En ellas Jesús anuncia estar de parte de los pobres, los afligidos y los desposeídos de la tierra, y declara que los trabajos, los sacrificios y las luchas de los que tienen hambre y sed de justicia, de los misericordiosos, de los limpios de corazón, de los que construyen la paz y de los que son perseguidos por causa de la justicia, tienen sentido y forman parte de la dinámica del Reino de Dios.
Jesús se presenta como uno que está del lado “equivocado” de la historia, con los “perdedores” de siempre. Pero esto es muy serio, Jesús nos está diciendo en dónde podemos encontrar a Dios, en dónde se está construyendo el Reino de Dios. No del lado de la injusticia, ni de la guerra, ni de las sucias intenciones. No del lado del que despoja a sus hermanos, del que los empobrece, del que los aflige con violencia y persecución.
¿De qué lado quieres estar tú?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón S. C.M.
0 comentarios