El Año de San José

por | May 18, 2021 | Formación, Reflexiones | 1 comentario

No sé a ustedes, pero a mí me encanta imaginarme cómo pudo haber sido la infancia y la juventud de Jesús; esos años de los que no sabemos prácticamente nada. Sé que fue un niño normal, pero sería encantador conocer detalles, verlo poco a poco crecer e ir madurando, dominando el oficio de la carpintería, definiendo los rasgos de su personalidad.Tal vez sea una curiosidad inútil, pero cuando uno quiere mucho a alguien, desearía conocer todo sobre esa persona.

Creo que fueron privilegiados quienes convivieron con Jesús y lo vieron crecer, aquellas personas que influyeron en él, en su formación: algún rabino que lo tendría todos los sábados repitiendo versículos de la Torá, algún anciano venerable del pueblo que fue ejemplo de rectitud y de piedad a Yahvé, los abuelitos, los tíos, alguna tía en especial cariñosa… y María y José, los primeros entre todos. ¡Qué misterio maravilloso tener a su cargo la vida de Jesús! Todo en medio de lo cotidiano, de lo razonablemente normal en la vida de ese niño donde latía la inmensidad de la vida y de la gracia de Dios.

Si amamos a Jesús, ¿cómo no tener un entrañable aprecio por todas aquellas personas que lo acompañaron en la vida? La Virgen María tiene un lugar especial en nuestro corazón, por supuesto. Después de ella, San José es la figura más relevante.

Seguramente hemos escuchado que el Papa Francisco declaró el año 2021 como el “Año de San José”. Y con ello nos invita a mirar con profundidad y emoción al hombre que acompañó a Jesús desde antes de su nacimiento. Lo hace por medio de una bella carta que titula “Patris Corde” (Con corazón de padre), de la cual les comparto algunas ideas (no se pierdan leerla completa, cuando puedan).

Un hombre común

San José aparece poco en los Evangelios, pero cada mención suya es una pincelada que nos dibuja a un gran hombre. Esposo de María y padre de Jesús, humilde carpintero, varón justo en todos los sentidos, atento siempre a escuchar la voz de Dios y dispuesto siempre a cumplir Su voluntad.

Uno de los rasgos de San José que destaca el Papa es la de ser un “hombre común”, el hombre que pasa desapercibido, el hombre de la presencia diaria, discreta y oculta. Nunca reclama protagonismo, siempre está en segundo plano. Pero desde allá, entendemos que está pendiente de todo, cada paso de Jesús y cada paso de María estaría cuidado y acompañado por José.

El Papa nos invita a reflexionar sobre cómo nuestra vida está sostenida por un gran número de estas personas que no aparecen en los periódicos ni en la televisión pero que, con su trabajo discreto y fiel, con su servicio responsable (padres de familia, campesinos, maestros, médicos, barrenderos, policías…) hacen que se sostenga nuestra vida y camine hacia adelante. San José es el padre y modelo de todos ellos e intercesor, apoyo y guía para todos nosotros en tiempos de dificultad. San José nos recuerda que todos los que están aparentemente ocultos o en “segunda línea” tienen un protagonismo sin igual en la historia de la salvación. Celebrar a San José es celebrar a todos aquellos que, sobre todo en este tiempo de pandemia, nos han demostrado que nadie se salva solo y que cada uno debemos poner nuestra parte para que la vida florezca y siga su curso.

Un hombre extraordinario

De igual manera, en S. José se revela la grandeza de un hombre lleno de Dios. Elegido para una misión extraordinaria: colaborar en el misterio de la Salvación, acogió dicha misión y se entregó por completo a ella. También tuvo que pronunciar su “fíat”, y renunciar a sus propios proyectos de vida para unirse al gran proyecto de Dios.

El Papa, en la carta mencionada, nos da muchos rasgos de la grandeza del corazón de José:

  • Hizo de toda su vida un servicio, un sacrificio al misterio de la Encarnación.
  • Entregó su corazón y toda su capacidad de amar, al servicio del Mesías.
  • Su vida fue, para Jesús, una imagen de la ternura de Dios.
  • No duda en obedecer, no se cuestiona frente a las dificultades una vez que el Señor le ha hablado.
  • Acogió a María sin poner Muestra un corazón noble, respetuoso y delicado, sobre todo con respecto a María.
  • Hombre valiente y creativo que encontró salida a todos los problemas, confiando en la Providencia.
  • Enseñó a Jesús el valor, la dignidad y la alegría de comer el pan que es fruto del propio trabajo.
  • Nunca se puso en el centro, supo poner a María y a Jesús en el centro de su vida.
  • Nunca se percibe en José la queja ni la frustración, sino sólo la confianza y, por tanto, la felicidad.

“Que crezca el amor a este gran hombre, para que pidamos su intercesión e imitemos sus virtudes y su valentía”.

P. Silviano Calderón S. C.M.

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1 comentario

  1. victor martell

    Los vicentinos debieramos exaltar la vida de San Jose y ponerlo de ejemplo en nuestra vida como hombre, padre y esposo, quizas hemos sido culpables por no dar mas a conocer sus virtudes. Creo que debemos aporvechar este año que ha declarado nueswtro Papa Francisco y usarlo como bandera en todas nuestras reuniones y pedirle que interceda con nuestra labor con los pobres, porque en definitiva el fue pobre, trabajo duro y paso necesidades a pesar de ser el pádre adoptivo de el hijo de Dios.

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