“El que quiera ser importante entre ustedes, sea su servidor”
Jer 18, 18-20; Sal 30; Mt 20, 17-28.
Conchita Cabrera de Armida fue madre de 9 hijos, viuda, mujer mística que escribió más de 60 libros y fundadora de las Obras de la Cruz formada por cinco grandes familias, 2 de religiosos y 3 de laicos. Sufrió tanto en los tiempos de la persecución en México, que al fin descubrió que en medio del dolor y la incomprensión se puede salir adelante por medio de la fe y el amor.
Jesús va anticipando el sufrimiento que antecederá a su Resurrección y lejos de escuchar bien y entenderlo, sus discípulos todavía piensan en buscar privilegios. El Señor no responde a la madre que está intercediendo por Santiago y Juan, sino directamente a todos los discípulos (nosotros). Con mucho amor y paciencia nos va purificando la mente de esas tentaciones obsoletas que son los criterios de un mundo corrompido. Ofrecer la vida con amor, es su propuesta.
Señor, que no busquemos ser servidos, que aprendamos a servir.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Adrián Acosta López C.M.
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