“…debían cumplir el rito de la purificación”
Mal 3, 1-4; Sal 23; Lc 2, 22-40.
Llegó el día de la purificación. ¿Para ti ha llegado el día de la purificación? Quizá el día de tu bautismo, el día de tu consagración, el día en que hiciste una buena confesión, ¿O quizá aún no ha llegado ese día de la gran purificación? Todos la necesitamos, ¡anímate!, para todos llega el día, no lo dejes para el último momento, ¡ese día es hoy! Pidámosle a la Virgen María que sea ella quien nos lleve al templo y nos acerque a Jesús. Él verdaderamente nos purificará.
Desde que presentaron a Jesús en el templo él quedó totalmente consagrado al Señor; nosotros, desde nuestro bautismo, estamos totalmente consagrados también a nuestro Dios. ¿Somos conscientes de eso?
El profeta Malaquías hoy nos habla de que vendrá el Señor y nos purificará como se purifica el oro y la plata, para volver a ser auténticos y dignos de ofrecer a Dios la ofrenda de nuestra vida. ¿A quién si no a Dios, hemos de darle gracias hoy y siempre? ¡A Él que, aún después de fallarle nos renueva, nos purifica, nos da una nueva oportunidad para agradarle y estar dignamente en su presencia, y nos muestra incansablemente su amor! ¡“Bendito sea por siempre”!
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Gilberto Velarde Osuna
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