«María conservaba todas estas cosas en su corazón»
Nm 6, 22-27; Sal 66; Gal 4, 4-7; Lc 2, 16-21.
Esa actitud es la grandeza de María. Nos muestra el modo más correcto de relacionarse con la Palabra de Dios: acogerla, vivirla, hacerla nacer y crecer, dejarla vivir en nosotros, aun cuando no comprendamos. Con plena confianza. En su mismo Evangelio, más adelante, Lucas presenta un episodio en el que una mujer del pueblo elogia a la madre de Jesús. Jesús modifica el elogio y dice: “Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica”.
La oración más rezada por los católicos es el Padre Nuestro, la cual nos la enseñó Jesús confirmando que tenemos un Padre común. Pero muchas veces la rezamos como loros, repitiendo la oración sin sentirla en nuestro interior. En una parte proclamamos: “Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo”. Pero, en ocasiones, no aceptamos su voluntad cuando las cosas no salen de acuerdo a nuestros deseos y podemos llegar al reclamo y, en casos extremos, al rechazo.
Tomemos el ejemplo de María y tengamos plena confianza en la voluntad de Dios, quien, como buen Padre, nos dará lo mejor para nuestra vida.
¡Feliz inicio de año!
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Hna. María Gloria Laguna de San José
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