“Mi alma glorifica al Señor nuestro Dios”
Is 7, 10-14 (Sir 24, 23-31); Sal 66; Gal 4, 4-7; Lc 1, 39-48.
El día de hoy es fiesta nacional para los católicos de México, celebramos que la Madre del Dios por quien se vive, María de Guadalupe, quiso venir a caminar con nosotros para ayudarnos a experimentarnos amados, perdonados y acompañados por Dios; y a encomendarnos ayudar a que propios y extraños también se experimenten amados, perdonados y acompañados por Dios, a través de nuestra persona.
El evangelio según San Lucas presenta a la joven María de Nazaret como aquella que escuchó la Palabra de Dios, dejó que se encarnara en ella y luego, corrió a compartirla con alegría con los demás. Es el mismo esquema que se repetirá en la aparición de María en su advocación de Guadalupe: ella es la portadora de la Palabra de Dios hecha carne en su vientre y en su vida, y por esta razón viene a compartirla con nosotros, para suscitar un nuevo pueblo mestizo y unificado.
Pidamos al Señor, con María de Guadalupe, que nuestro corazón sepa recibir a quien Él ponga en nuestro camino y vivamos con ellos la misión y la caridad.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Erick Fernando Martínez Benavides C.M.
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