Cada semana, un miembro de la Familia Vicenciana nos compartirá una porción su experiencia en estos últimos meses. Desde lo íntimo de su corazón, propondrá un mensaje de esperanza, porque (estamos convencidos) también hay lecciones positivas que aprender de esta pandemia.

En un principio, yo personalmente, como director del colegio San Rafael, estaba más atento a las indicaciones cambiantes del departamento de educación que de lo pasaba a mi lado, con mi mujer, Sonia,  y mis hijos. Poco a poco, el convivir tantas horas y días juntos, me ha ayudado a profundizar en nuestro conocimiento intrapersonal e interpersonal.

Hemos despertado y reforzado los sentimientos de unidad, de prudencia, de compromiso y amor a los demás. También hemos tenido sentimientos de tristeza ante los datos de tantos contagios y de muertes que se dan en los medios de comunicación. Personalmente, he tenido sentimientos de agradecimiento a Dios por su presencia en tantos corazones de tantas personas que sabemos que están actuando en primera línea y de todos aquellos que con su oración llegan aún más allá de la acción terrenal.

El amanecer empieza con un cielo más limpio y con el sonido de nuevos cantos de pájaro que desde pequeño no escuchaba. Comprendemos mejor a nuestros hijos. Hemos podido estar más a su lado y sobre todo en algunos momentos difíciles.

En estos días de la prueba, ahí está el Señor, en cada instante, en cada oración, en cada persona que sufre… La fe me ha salvado siempre en los momentos más difíciles y en esta ocasión se ha fortalecido. Agradezco a los PP. Paules de Albacete la Misa diaria transmitida por facebook

No he realizado grandes cosas, comparado con lo que han podido hacer otros. Amar mucho a los alumnos y familias de la escuela junto a los maestros/as para atender a todos ellos lo mejor posible. Sonia, mi mujer, fabricando mascarillas para hospitales.

Solo destacaré dos grandes lecciones aprendidas, o confirmadas:

• El hombre no tiene el poder sobre el mundo.
• El Amor es el que triunfa y consigue transformar a las personas y, en consecuencia, al mundo.

Juan Carlos López López