Afrontando Positivamente el Estrés y la Depresión (Covid-19)

por | Jun 4, 2020 | Formación, Reflexiones | 0 comentarios

Las desgracias y adversidades personales, como accidentes inesperados, la muerte de un ser querido, un trauma pasado revivido en un ataque de pánico, la pérdida del trabajo, una ruptura amorosa, un divorcio, y las cosas del diario vivir como el tráfico, los problemas relacionales, pueden suceder en cualquier momento de nuestras vidas. Las consecuencias de dichos acontecimientos dependen de cada persona. Algunas manejan esto positivamente y se reponen en poco tiempo, otras personas toman más tiempo, y otras pueden llegar a necesitar una intervención profesional para resolver su situación.

¿Qué pasa cuando algo así sucede a todos en el planeta al mismo tiempo? ¿Cuándo la humanidad entera atraviesa un tiempo desafiante como el actual (bajo la pandemia del COVID-19) la gente de distintas culturas y tradiciones cómo reacciona? A menudo, tenemos dificultad para precisar si se trata de estrés, ataque de pánico, depresión, trauma, tristeza, soledad, miedo: sabemos que estamos sufriendo de una u otra manera. El confinamiento se alarga, el estrés físico y mental crece, se intensifica. Por ejemplo, la pandemia del COVID-19 crea distintas reacciones y consecuencias en la vida de la gente de distintas maneras: a causa del confinamiento, la escasez de ayuda médica, una o más muertes en la familia a causa del COVID-19.

Una sola cosa podemos saber los que estamos vivos: debemos sobreponernos, tenemos que lidiar con esta situación, es preciso seguir viviendo. Este no es el fin del mundo. El ser humano tiene un inmenso potencial y resiliencia para recuperarse, incluso en peores catástrofes y adversidades que han sobrevenido; todo depende de nosotros. Friedrich Nietzsche, el filósofo alemán, dijo cuando alguien padece la adversidad: “lo que no te mata te hace más fuerte”. El psicólogo Jonathan Haidt llamó esto “la hipótesis de la adversidad”, lo que significa que las personas pueden alcanzar plenitud y autorrealización si ellas afrontan la adversidad, los reveses de la vida, y el trauma con sentido positivo

Actitud correcta ante el sufrimiento humano

Un ejemplo clásico se puede tomar del antiguo mundo romano con respecto a la actitud correcta ante el sufrimiento: la vida de Severino Boecio. Nació alrededor del 480 y recibió una exquisita formación en filosofía y servicio público. Boecio fue rico, felizmente casado, y en la cumbre de su poder fue acusado de traición ante el rey ostrogodo Teodorico Magno, fue despojado de su riqueza y honor y condenado a prisión. En la prisión él no podía aceptar su repentino infortunio. Lloró y escribió poesía en medio del llanto durante sus primeros días en la cárcel. Después se dio cuenta de la realidad de la vida y escribió un famoso libro, “La Consolación de la Filosofía”, que es un diálogo entre Boecio y la Bondad de la Filosofía. Él dice “nada es desastroso, al menos que tu pienses eso; y de otra parte nada trae alegría, al menos que te contentes con ello”.

La historia de Job en el Antiguo Testamento va más allá de la descripción del sufrimiento humano. Las palabras de sabiduría y confianza en Dios, incluso en medio del sufrimiento son dignas de alabanza (“Si aceptamos de Dios el bien, ¿no aceptaremos el mal?»”) y presentan la actitud que deberíamos tener cuando somos confrontados por la adversidad. San Pablo en su segunda carta a los Corintios, alienta a los seguidores de Cristo diciéndoles: “”Estamos atribulados en todo, mas no aplastados; perplejos, mas no desesperados; perseguidos, mas no abandonados; derribados, mas no aniquilados.” (2Co 4,8-9). Quisiera subrayar estas palabras en este tiempo de sufrimiento a causa del COVID-19; no somos dañados de manera irreparable. No hay nada desastroso al menos que pensemos eso.

De la indefensión aprendida al optimismo aprendido

Si observamos la condición humana actual desde la perspectiva psicológica, podría decirse que muchos se encuentran en un estado de indefensión aprendida. Martin Seligman y Steven Maier acuñaron la expresión “indefensión aprendida” en 1967 como conclusión de una investigación sobre la conducta animal conducida con perros sometidos a choques eléctricos. Los perros que descubrieron que no podían escapar del choque dejaron de intentarlo incluso estando en la posibilidad de saltar la barrera. En otras palabras, los perros aceptaron su condición y pararon de intentar evitar el choque. Los seres humanos no somos como los animales. Tenemos un inmenso potencial para transformar nuestro mundo a pesar de las dificultades y adversidades que se nos presentan. Podríamos sentirnos desesperanzados en este momento debido al COVID-19 y a las secuelas de trauma y depresión que pudiera dejarnos. Sin embargo, a pesar de las dificultades, podemos prosperar y florecer si tenemos una mente dispuesta a hacerlo.

Martin Seligman propuso el concepto de “optimismo aprendido” contra la teoría “indefensión aprendida”, lo que significa que podemos cambiar nuestra actitud y conducta reconociendo y enfrentando nuestra negatividad. “Optimismo aprendido” es ciertamente un concepto de la psicología positiva, que implica mirar el mundo desde un punto de vista positivo; las personas pueden aprender a ser positivas y optimistas. En este momento de trauma y depresión causado por el coronavirus en el mundo entero, debemos desarrollar una actitud saludable y positiva para recuperarnos a pesar de las adversidades que experimentamos. Si incrementamos el positivismo en nuestro acercamiento a la situación actual, podemos prosperar y florecer, sin importar lo que nos toque soportar justo ahora.

Adaptación a los cambios

Al físico Stephen Hawking, en una entrevista con el New York Times, le preguntaron acerca de cómo fue capaz de afrontar los desafíos de la vida y resolver los problemas de la cosmología. Respondió: “Mis expectativas se redujeron a cero a mis 21 años. Desde entonces todo se ha convertido en una ventaja”. Nadie dudaría de la historia de Stephen Hawking en adaptarse a las circunstancias a pesar de su discapacidad física causada por su enfermedad neuro-motriz. A menudo los cambios nos producen miedo, nos acostumbramos a una forma particular de vivir. Como consecuencia, cuando se nos rompe la rutina, nos damos por vencidos, nos abandonamos al sentimiento de impotencia. Debemos aprender a adaptarnos a las situaciones cambiantes de la vida. Durante este tiempo de crisis humana, es posible que hayamos perdido a alguno o algunos seres queridos, que hayamos perdido nuestro trabajo, nuestros sueños pueden parecer difusos, y hay incertidumbre en el mundo sobre lo que se será nuestra vida mañana. Según Jonathan Haidt, todos estamos fijados a lo que él llamó la “caminador estático hedónico”. En su teoría del principio de adaptación, el psicólogo Haidt dice que a veces nos parecemos a las personas que usan un caminador estático. Podemos aumentar la velocidad, pero permaneceremos en el mismo lugar. Incluso si acumulamos todas las riquezas del mundo, nos encontramos en el mismo lugar, sin felicidad porque estamos atrapados en el caminador estático de la vida. Debemos aprender a adaptarnos a las situaciones cambiantes de la vida y enfrentar los desafíos de la vida para prosperar y florecer.

Crecimiento Post Traumático

El trastorno de estrés post traumático (TEPT) es un concepto familiar. El daño psicológico causado por la Primera y Segunda Guerra Mundial ha dejado marca imborrable. Muchos países han enfrentado eventos traumáticos como el del 11 de septiembre, terremotos, tsunamis, inundaciones y otras calamidades naturales. Los soldados que regresan de las zonas de guerra se enfrentan con grandes desafíos al retornar vida ordinaria. Ahora, debido al COVID-19, nos enfrentamos a una situación comparable a dichos eventos. Para muchas personas, las secuelas del coronavirus podrían ser trauma, depresión, estrés. Cuando Martin Seligman presentó el concepto de psicología positiva en 1998, sugirió una nueva forma de lidiar con el trauma: convertir el trauma en crecimiento – crecimiento postraumático (CPT). Seligman hizo un módulo para enseñar a los soldados que este consta de cinco elementos interactivos: comprender la respuesta al trauma, reducir la ansiedad, participar en la auto-divulgación constructiva, construir una narrativa creativa del trauma, y articular los principios y posturas sobre la vida que son más fuertes para combatir. (Flourish -Seligman).

De acuerdo con los principios del Crecimiento Postraumático (CPT), hay cinco maneras de lidiar con eventos inesperados que acontecen en nuestra vida. El primer paso es apreciar la vida. La vida es el don más grande que hemos recibido. Cuando las autoridades civiles impusieron restricciones a nuestro movimiento en una sociedad libre, pensamos que simplemente querían restringir nuestra libertad. Los que estamos vivos y los que perdieron a sus seres cercanos podemos entender la relevancia de las restricciones impuestas en una sociedad libre. Cuando aprendemos a apreciar la vida, aprendemos a valorar cada cosa en la vida. La segunda es fomentar las relaciones con los demás: relaciones buenas y saludables. El tercer principio es dar sentido al mundo. Las adversidades, si se toman positivamente, nos dan una nueva perspectiva de la vida, cambian la forma en que vemos las cosas; nuestro enfoque incide. Cuarto, la fuerza personal: la psicología positiva identifica veinticuatro caracteres de fuerza bajo seis premisas: sabiduría y conocimiento, valor, humanidad, justicia, templanza, y trascendencia. Enfocarse sobre el poder de lo firme y fomentar su uso produce cambios en la vida. Finalmente, la transformación espiritual se lleva a cabo a través de nuestra fe en un Poder más alto que nosotros. Para la mayoría de las personas que pertenecen a una religión y siguen los principios enseñados por el fundador, éstos le dan sentido a la vida.

Estrategias para seguir adelante

Gratitud: Martin Seligman, cofundador de la psicología positiva, dice que la gratitud puede hacer la vida más feliz y satisfactoria. Según él, “gracias”, se dice hoy en día de manera tan casual y rápida que casi que carece de sentido. Seligman, presentó la “Visita de Gratitud” en su libro Flourish, del siguiente modo: Es necesario poner por escrito la gratitud que sentimos hacia una persona, y visitarla para leerle lo que le escribimos. Observar las reacciones de la persona a la que se escribió la carta, hace que la persona que escribió la carta de gratitud esté más contenta y menos deprimida. Escribir un diario de gratitud es otra forma de aprender a estar agradecidos por lo que tenemos en la vida. En este momento de crisis, tenemos muchas personas con las que deberíamos estar agradecidos, como el personal de la salud, por ejemplo. Sin embargo, sobre todo, tenemos que estar agradecidos con Dios (por ejemplo, por el aire que respiramos gratuitamente: lo más costoso ahora es el oxígeno) que nos mantiene vivos incluso hoy, cuando lamentablemente, miles de personas han muerto como resultado del coronavirus. La gratitud abre nuestros corazones; es una experiencia de gozo placentero por el aprecio sincero.

Mindfulness: La única práctica saludable, sin efectos secundarios, que puede llegar a ser parte de nuestra vida es la meditación. Todos los efectos secundarios que tiene son positivos: aumento de la autoestima, empatía, confianza, fortalecimiento de la memoria, reducción del estrés y la depresión; y además no cuesta nada. La meditación “mindfulness” ganó popularidad en Occidente, cuando Jon Kabat-Zinn, basado en los budistas la introdujo en los años 80. Hoy en día existen varios tipos de meditaciones, como la meditación consciente (Buddismo – Jon Kabat-Zinn), la bondad amorosa (Jainismo – Sharon Salzburg), la oración centrante (monjes trapenses – Thomas Merton). Todas las técnicas de meditación se concentran en la conciencia: en la respiración, en una palabra, en una imagen. El propósito de la meditación es cambiar el proceso de pensamiento automático. La práctica de la meditación puede no resultar tan fácil como parece, sin embargo, durante este tiempo de encerramiento, si pudiéramos sentarnos durante al menos 15 minutos al día en silencio o mientras escuchamos música suave, esto podría ayudarnos a reducir la ansiedad y el estrés que estamos experimentando en este momento. Hacer de la meditación parte de nuestra vida es la práctica más saludable que cualquiera puede tener en la vida.

Terapia cognitiva:  La perspectiva psicoanalítica que afirmó que lo que sucede en tu vida actual se debe a los eventos de tu infancia, fue cuestionada por el nuevo enfoque de Aaron Beck en la década de 1960. Beck señaló que las personas deprimidas se guían por falsas creencias, que él llamó la “tríada cognitiva” de la depresión: “No soy bueno”, “Mi mundo es sombrío” y “Mi futuro es desesperanzador”. Una persona deprimida llena su mente con estas creencias disfuncionales, especialmente cuando las cosas van mal. La Terapia Cognitiva enseña a las personas a ser más realistas, rompiendo el proceso de retroalimentación de las falsas creencias y el pensamiento distorsionado, para encontrar una forma de pensar alternativa, y más precisa. Justo ahora, cuando pensamos que el mundo está destrozado y nuestro futuro parece no tener horizonte, sólo el optimismo puede ayudarnos a mirar el futuro con esperanza. Por lo tanto, es esencial no sólo cruzar los dedos, sino mirar hacia un futuro lleno de sentido. No esperemos con ansias una vida normal, sino una vida mejor, una vida floreciente. Eso sólo es posible cambiando nuestro pensamiento.

Relaciones positivas: Jane Dutton en su investigación, encontró que las conexiones de alta calidad aportan vida. El fomento de relaciones dinámicas con los amigos, nuestro cónyuge, nuestra pareja, o compañeros de trabajo, puede provocar cambios psicológicos positivos en nosotros. En esencia, las buenas relaciones recargan nuestra energía y tienen resonancia en nuestros cuerpos. Las relaciones genuinas y el compromiso con los demás transforman nuestra vida con positivismo. Durante la amenaza del coronavirus, nuestras relaciones habrán podido mejorar. Empezamos a hacer conexiones: compartimos nuestras preocupaciones y ansiedades. Las relaciones positivas fomentan el positivismo en la vida.

Fe y esperanza: El neurocientífico Andrew Newberg, estudiando el cerebro de las personas que experimentan experiencias místicas, principalmente durante la meditación, descubrió que la parte posterior de los lóbulos parietales del cerebro son responsables de tal experiencia. Los seres humanos pueden ser espirituales sin pertenecer a una religión tradicional. Desarrollar una capacidad de ver la santidad en todo, da a la vida una perspectiva distinta. Una forma universal de practicar una religión es a través de la oración. Aunque hay muchos tipos de oraciones, un tiempo dedicado a la oración individual puede cambiar la vida. Algunas personas hacen oración como un acto espontáneo a lo largo del día que les ayuda a ser no-jueces que condenan todo y los hace menos depresivos cuando las cosas van mal. Las esperanzas juegan un papel importante cuando la desesperanza invade nuestra vida. Cuando en lo profundo de nosotros, tenemos la creencia de que las cosas pueden cambiar y cambiarán, no importa la situación que estemos viviendo, nos ayuda a ser optimistas y a no colapsar en la desesperación. Con fe y esperanza, podemos mirar hacia un futuro mejor y floreciente a pesar de las adversidades que atravesamos.

Languidecer o florecer frente a las adversidades de la vida es nuestra elección. Podemos cambiar nuestra negatividad y contemplar un futuro floreciente, o sufrir lamentándonos de lo que está sucediendo en todo el mundo. Es nuestra elección.

P. Shijo Kanjirathamkunnel, C.M.
Provincia del sur de la India – Misión de Alaska
Fuente: https://cmglobal.org/

Etiquetas: coronavirus

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