Evangelio y Vida para el 24 de febrero de 2020

por | Feb 24, 2020 | Evangelio y Vida, Formación, Reflexiones | 0 comentarios

Tengo fe, pero dudo, ayúdame

Sant, 3, 13-18; Sal 18; Mc 9, 14-29.

El evangelio de hoy nos cuenta cómo los discípulos no pudieron expulsar al demonio de aquel niño. El poder del mal fue superior a sus fuerzas.

Hoy también hay muchos males que son mayores que nuestra capacidad de enfrentarlos: violencia, drogas, guerra, falta de empleo, terrorismo, etc. Hacemos grandes esfuerzos quizá, pero parece que en vez de mejorar, el mundo queda peor que antes. Y nos preguntamos, ¿de qué sirve luchar? La gente que rodea a aquel niño se desespera.

A la falta de fe y de oración de sus discípulos se debe su fracaso. Cuando los discípulos le preguntan a solas a Jesús ¿por qué no pudimos?, él les contesta. Esta clase de demonios solo es posible expulsarla con la oración y el ayuno. Por su falta de fe. De hecho, fe y oración van unidas, y se relacionan en la vida.

Si hoy existe la falta de oración entre los seguidores de Jesús es por la falta de fe, y esto tanto a nivel personal como comunitario.

Necesitamos la oración ya que la plegaria hace despertar nuestra fe adormecida. Y desde la oración brotará la fuerza para luchar contra el mal. Es urgente mantenernos en pie de lucha contra todo mal, pero con el arma de la oración.

Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
P. Benjamín Romo cm

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