Seguimiento genuino a Jesucristo

por | Ene 23, 2020 | Formación, Reflexiones, Ross Reyes Dizon | 0 comentarios

Jesús nos abre el entendimiento para que comprendamos la Sagrada Escritura. Esa comprensión es decisiva para nuestro conocimiento y nuestro seguimiento de Jesús.

Aunque somos débiles y nos caemos fácilmente, Dios nos llama por pura misericordia (SV.ES IX:332). Y de su infinita bondad fiamos también para perseverar. Es decir, el seguimiento a Jesús, o toda obra buena realmente, se debe a la iniciativa y la gracia de Dios.

Así pues, es Jesús quien llama a Pedro y a Andrés y luego a Santiago y a Juan. Y cumpliendo con su parte, los cuatro pescadores responden en seguida a la llamada; se emprenden en su seguimiento de Jesús. Son ellos los primeros cristianos realmente, pues ser cristiano significa, antes que nada, seguimiento a Jesucristo.

El seguimiento a Jesús lleva a los cuatro y a los demás discípulos de manera lenta pero segura a conocerle de cerca. Por supuesto, ven también la forma de ser y vivir de Jesús. Vive él sencillamente, confiado en la Divina Providencia y asimismo en la bondad de los vecinos. Así que pide, busca y llama mientras recorre pueblos y aldeas enseñando, proclamando el Evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia de la gente.

Y una enseñanza que Jesús les imparte a sus seguidores es la predicción de su pasión, muerte, y resurrección a los tres días. Pero les resulta muy difícil entender lo que se les dice aun repetido tres veces. Y así quedan sin entender, asustados y escandalizados, al cumplirse la predicción. Solo logran comprender al abrirles Jesús resucitado el entendimiento.

El seguimiento a Jesús supone conocimiento.

El Papa Francisco pone de relieve la importancia de la Sagrada Escritura para nuestra identidad cristiana. Por eso, por primera vez celebramos hoy el Domingo de la Palabra de Dios. Es necesario que Jesús tome la iniciativa y nos abra el entendimiento para que comprendamos profundamente la Sagrada Escritura.

Pero tenemos que hacer nuestra parte. Nosotros mismos debemos leer las Escrituras, dándonos cuenta de que «la ignorancia de las Escrituras es ignorancia de Cristo». No nos basta con conocerlas de segunda mano, es decir, de las lecturas de ellas por parte de otras personas. Encontrándonos con el Jesús de la Sagrada Escritura, tendremos mayores posibilidades de descubrir qué haría él si estuviera en nuestro lugar (véase SV.ES XI:240).

De más está decir que sin conocer a Jesús, correremos el riesgo de que nuestro seguimiento no sea a Jesús sino a otro. Puede ser también que nos escandalice que él entregue su cuerpo y derrame su sangre. Tal vez tomemos además la Misa por un rito que mágicamente hace aparecer «el dios de la máquina».

Señor Jesús, lámpara es tu palabra para nuestros pasos y luz en nuestro sendero. Concédenos a los que buscamos perseverar en tu seguimiento traer la Buena Noticia a los pobres y la luz a los que caminan en tinieblas. Y haz de nosotros instrumentos de tu perdón, tu sanación, tu unidad y tu paz.

26 Enero 2020
3º Domingo de T.O. (A)
Is 8, 23 – 9, 3; 1 Cor 1, 10-13. 17; Mt 4, 12-23

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