La vida cristina es un combate permanente.
Is 48, 17-19; Sal 1; Mt 11, 16-19.
¿Quién los entiende? Podría ser un reclamo imaginario de Dios tanto en el pasaje del profeta Isaías como en el Evangelio. Si hubieras atendido a mis mandatos… Ese “hubiera” que llamamos tiempo perdido, contrasta con la invitación de Jesús a salir ya, en el presente, tiempo real, del terreno neutral y pasivo. Un llamado a quien transita por los caminos cómodos de conformarse con criticar; o gasta el tiempo con inventarios de lo que se debería hacer; o colecciona lamentaciones por lo mal que está el mundo.
La sabiduría de aceptar lo que ofrece la vida con sus alegrías y tristezas; agradecer los días soleados y los nublados a la par de dejarse guiar por el amor compasivo y misericordioso de Dios, da paso a la acción, a la creatividad, al gozo. Nos impulsa a vivir y dejar vivir. El adviento es la oportunidad de hacer memoria que Dios “habla en serio” cuando nos dice que él se ocupa de nuestros caminos, que la dicha acompañará a quienes decidan seguir su ley.
Revisemos nuestras afiliaciones, proyectos, vínculos; cuando son según Dios se parecen a los árboles plantados junto al río, son siempre verdes; cuando no, son como la paja que se lleva el viento.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Sor Alicia Margarita Cortés H.C.
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