Revisar nuestro ministerio en el año nuevo

por | Ene 2, 2019 | Formación, John Freund, Reflexiones | 0 comentarios

¿Habéis pensado en algún momento en revisar nuestro ministerio con las personas atrapadas en la pobreza?

El comienzo que nos ofrece un nuevo año

Me he topado con una manera muy diferente, aunque antigua, de pensar en el Año Nuevo. Mientras leía un artículo en US Catholic, rápidamente vi la fiesta de la Epifanía como una parábola sobre las rutinas en nuestros enfoques para seguir a Cristo el evangelizador de los pobres. Ya no puedo leer las historias del rey Herodes y los tres reyes o sabios de la misma manera. Para mí, se ha convertido en una parábola sobre pensar de una manera nueva cómo llevamos a cabo nuestro ministerio con los pobres. Primero, dejadme establecer el contexto.

 

El artículo en US Catholic, «Start the New Year With a Beginner’s Mind” [Comienza el año nuevo con la mente de un principiante], se inicia cin esta: ¿Qué tiene de mágico una fecha en un calendario? Podríamos decir que nada. El 1 de enero es solo una fecha en un calendario, ya sea en papel o digital. Pero los comienzos cuentan para algo. En realidad, son muy importantes. A lo largo de nuestras rutinas y relaciones, nos vamos metiendo en un surco. Ese ritmo puede convertirse rápidamente en un bache.

Lo que nos ofrecen los inicios es la oportunidad de reflexionar sobre lo que fue y considerar lo que podría ser, si lo permitimos. ¿En qué se podría convertir el año que viene si yo le diese la oportunidad de ser un episodio genuinamente nuevo de mi vida, en lugar de una repetición aburrida o una secuela tediosa? Lo que nos ofrecen los inicios es la oportunidad de reflexionar sobre lo que fue y considerar lo que podría ser, si lo permitimos.

El maestro Zen Suzuki señala: «En la mente del principiante, hay muchas posibilidades, en la mente del experto hay pocas». Si quieres un nombre católico para la mente del principiante, prueba el de gracia.

Herodes y los tres reyes, o tres sabios

La historia que contamos de nuevo cada año durante la Epifanía manifiesta dos enfoques para el regalo de un nuevo episodio en el tiempo.

Primero tenemos al rey Herodes, tan atrincherado en el viejo pensamiento como se pueda estar. El pensamiento antiguo se aferra a lo que tiene y teme sobre todo a quedar desposeído.

Herodes tiene el trono, y no quiere perderlo. También cree que tiene bajo control la situación de ser el principal habitante de Judea en la Jerusalén ocupada por los romanos, y no permitirá que nadie mueva este precario status. Un rey recién nacido de los judíos en algún lugar de Belén, mitificado por el rey David, no figura en el panorama de las ambiciones de Herodes. Conclusión en la mente del rey: encontrar al bebé, eliminar la amenaza. Luego, volver a los negocios de siempre.

En el otro lado de la ecuación tenemos a los magos, a veces mostrados como sabios y, a veces, como reyes.

Cualquiera que sea su autoridad, los magos se adentran en la historia con la misma capacidad de maravillarse de los niños. La curiosidad los hizo mirar hacia arriba, a las estrellas, para empezar. El corazón abierto les permitió imaginar que los cielos podrían elegir hablar con los mortales y que ellos podrían realmente traducir el mensaje. En su afán de responder, abandonan sus patrias siguiendo a una estrella, en busca de un rey extranjero, trayendo tesoros para honrarlo. ¿Podrían haber sido un surtido de inocentes más vulnerables a la posibilidad que estas personas? Su aventura confiada a lo desconocido es conmovedora y absurda, una búsqueda profundamente espiritual o una extraña cruzada astronómica. La conclusión para sus mentes principiantes: buscar al rey inscrito en los cielos, inclinarse ante él. Dejar que el mundo creativo y sensible de los sueños determine lo que sucederá a continuación.

Podemos rechazar la idea de seguir estos pasos ingenuos. ¡Estos supuestos sabios vagan directos al campamento de Herodes! Confían en un tirano paranoico, aceptan actuar como su grupo de búsqueda, casi traicionando al pequeño rey que buscan. Estos magos ingenuos podrían haber regresado a Herodes, haber caído en sus garras y haber sido eliminados en la matanza por venir. ¿Deberíamos entonces dedicarnos a observar las estrellas e interpretar los sueños y poner el futuro, por no hablar de nosotros mismos, en riesgo?

Si podemos oler el miedo en ese último párrafo, así como también rastros de arrogancia, prejuicio, autoprotección y actitud defensiva, podríamos estar preparados para considerar por qué todo esto es tan necesario. A medida que se desarrolla la historia, los magos permanecen en el camino de su mente abierta y principiante, y escapan de todo peligro, al igual que el rey recién nacido. Es Herodes quien perderá, frustrado en su intento de eliminar la amenaza sin importar cuántos bebés mate. Eventualmente, incluso el trono que guarda tan ferozmente se deslizará a través de sus manos frías y muertas. El viejo pensamiento no puede ganar. Las arenas del tiempo insisten en un nuevo momento, y ganarán.

Seguir la visión de salir de la pobreza

Permitidme ofreceros una interpretación de la historia. Por un momento, pensemos en seguir a la estrella no solo ayudando a las personas con sus necesidades inmediatas sino también trabajando con ellas para vislumbrar un camino para salir de la pobreza. La historia nos cuenta las opciones entre permanecer con un status quo cómodo o mirar las necesidades que encontramos con una «mente de principiante». En realidad, con la mente con la que San Vicente y Santa Luisa miraron las necesidades de su día. Eran los sabios de su época, ya que buscaban no solo abordar las necesidades inmediatas sino también buscar soluciones a largo plazo.

Juntos, sus mentes de principiantes se dieron cuenta del gran potencial sin explotar, de involucrar a los laicos para abordar las necesidades que enfrentaban. Piensa en la rápida propagación de las Cofradías de la Caridad. Más específicamente, su nueva mirada al deseo que muchas campesinas tenían de ayudar a aliviar a las personas atrapadas en la pobreza. Por lo tanto, el comienzo de una nueva forma de vida al descubrir el camino para ellas, sirviendo como Hijas de la Caridad. ¿Qué podría pasar si nos acercamos con mentes principiantes a las necesidades que vemos hoy? ¿No es esto lo que San Juan Pablo II nos recordó acerca de nuestra herencia de entender la causa subyacente y trabajar hacia soluciones a largo plazo?

¿Qué piensas tú?

  • ¿Deberíamos darle a la gracia la oportunidad de revisar nuestros ministerios en 2019?
  • ¿Quiénes seremos durante el año nuevo, Herodes o los hombres sabios?
  • ¿Podríamos contemplar el adoptar una mente abierta, cuando colguemos el nuevo calendario, pasando a una nueva página en nuestro servicio a los marginados?

¡Gracias, Alice Camille, por una reflexión tan estimulante! Gracias, US Catholic, por traernos esas reflexiones tan estimulantes.

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