“Envió Dios a su Hijo, nacido de mujer”
Num 6, 22-27; Sal 66; Gal 4, 4-7; Lc 2, 16-21
“Cuando María dio a luz a Jesús, dio a luz en el tiempo a quien desde toda la eternidad era Dios. Así como toda madre humana, no es solamente madre del cuerpo humano sino de la persona, así María dio a luz a una persona, Jesucristo, quien es ambos: Dios y hombre, entonces Ella es la Madre de Dios”. Así lo decía el Concilio de Éfeso en el año 431.Y así la llama Isabel en el evangelio: “La madre de mi Señor” (Lc 1, 43).
Los cristianos de los primeros siglos así la llamaban en la oración: “Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios…”. El papiro con esta oración se encontró en Oxirrinto (Egipto) y se halla hoy en la Rylands Library de Manchester; el papiro es de fines del siglo II o principios del III.
Tú y yo tenemos la misma fe de los primeros cristianos: María es Madre de Dios. Y, como decía san Juna de la Cruz: “Y la Madre de Dios es mía, porque Cristo es mío”. Y, junto con los primeros cristianos rezamos: “Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no deseches las súplicas que te dirigimos, antes bien líbranos de todos los peligros, oh siempre Virgen Gloriosa y Bendita”. ¡Feliz año 2019 en compañía de la Madre de Dios!
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Honorio López Alfonso, cm
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