En el cristianismo, el fin principal del matrimonio no es el nacimiento de hijos; San Agustín lo dice con admirable lenguaje, y es también la doctrina de Tertuliano; el fin principal del matrimonio, es ofrecer el ejemplo, el modelo, la consagración primitiva de toda asociación humana en el amor, de la que es el lazo de unión. Y como ese modelo de toda asociación debe ser la unidad perfecta, y por consiguiente una unidad en la que todo sea igual e indisoluble, resulta que en el matrimonio cristiano todo se comparte y nada se rompe; todo se comparte, deberes, condición: los deberes son iguales para las dos partes contratantes. Ambos deben aportar una misma esperanza, un mismo corazón a los mismos vínculos destinados a unirlos para siempre.
Federico Ozanam, La civilización en el siglo V, Capítulo XIII: Las mujeres cristianas.
Reflexión:
- Algunos podrían pensar que el pensamiento de Federico Ozanam, que tiene más de 150 años de antigüedad, está pasado o no tiene actualidad. ¡Qué equivocados! En la mayoría de las veces, cuando leemos a Federico podemos muy fácilmente trasladar sus razonamientos a los tiempos presentes. El texto que hoy presentamos es un caso claro.
- La primera frase del texto es contundente: el fin principal del matrimonio no es procrear, sino ejemplificar el amor.
- Comparemos a Federico con la Gaudium et Spes, la constitución pastoral del Concilio Vaticano II que trata sobre «la Iglesia en el mundo contemporáneo»:
- «La salvación de la persona y de la sociedad humana y cristiana está estrechamente ligada a la prosperidad de la comunidad conyugal y familiar» (GS 47,1).
- «El fin principal del matrimonio, es ofrecer el ejemplo, el modelo, la consagración primitiva de toda asociación humana en el amor, de la que es el lazo de unión» (Federico)
- Parecen textos muy similares, ¿no es cierto? El matrimonio es el ejemplo perfecto para cualquier sociedad. Los lazos familiares se basan en el amor y en el respeto, valores que la sociedad debería hacer suyos para que queden solucionados la inmensa parte de los problemas que hoy nos preocupan.
- Comparemos nuevamente la Gaudium es Spes con las palabras de Federico:
- «La unidad del matrimonio aparece ampliamente confirmada por la igual dignidad personal que hay que reconocer a la mujer y el varón en el mutuo y pleno amor» (GS 49,2)
- «En el matrimonio cristiano todo se comparte y nada se rompe; todo se comparte, deberes, condición: los deberes son iguales para las dos partes» (Federico)
- El hombre y la mujer tienen en el matrimonio igual dignidad y deberes, donde todo se comparte, desde el mutuo y pleno amor.
- Que este texto y otros tantos muy desconocidos de Federico nos animen a descubrir en él un auténtico cristiano, y un vicenciano que tiene mucho que decirnos a los de hoy en día.
Cuestiones para el diálogo:
- ¿Cual es mi pensamiento respecto al matrimonio? ¿Está de acuerdo lo que pienso con lo que dice Federico?
- Los cristianos de nuestra Iglesia Católica: ¿Viven así el matrimonio? ¿Cómo deberían vivirlo? ¿Qué podemos hacer para fomentar auténticos matrimonios cristianos?
- En mi hogar, ¿los hombres y las mujeres comparten los mismos deberes, por ejemplo, en las labores del hogar, la educación de los hijos, etc…?
- El machismo es una lacra que debemos erradicar. Desgraciadamente parece que aún está muy presente en las familias. Es una pobreza que tiene su raíz en la pobre educación. ¿Qué podemos hacer los vicencianos para eliminar el machismo?.
Javier F. Chento
@javierchento
JavierChento
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