“¿Quién soy yo, para que la Madre de mi Señor venga a verme?”
1 Is 40,1-11; Sal 95; Mt 18, 12-14.
Celebramos con singular alegría la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe Reina de México y Emperatriz de América. Y como mexicanos nos sentimos especialmente honrados por la visita de la Madre de Nuestro Señor a esta tierra; pues así como en el pasaje del Evangelio, María visita a su prima Santa Isabel, en el momento que más la necesitaba, llevándole a Jesús; así también María de Guadalupe nos visita en el momento histórico que más necesidad teníamos de su “Amor, compasión, auxilio y defensa”; y de que por su mediación, se hiciera presente Jesucristo.
Es también significativo que esta fiesta se celebre en tiempo de adviento y que la Virgen de Guadalupe se manifieste en cinta; como alentándonos en esta espera de tiempos mejores y compartiendo con nosotros la alegría por la ya próxima llegada de nuestro Salvador y Redentor, el “Dios con nosotros”, el “verdadero Dios por quien se vive”.
Hoy, como entonces, también vivimos tiempos difíciles en nuestro país, en América y en el mundo entero y también necesitamos sentir todo su amor maternal y la renovación de nuestras esperanzas, al recordarnos que ella está con nosotros y nos trae a Jesús.
¡Santa María de Guadalupe, Reina de México! ¡Salva nuestra patria y conserva nuestra fe!
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Catalina Carmona Librado, HdC
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